Postrera alma perdida en su quebranto,
Que hoy entonas, por fin, tu triste canto.
El último, esperado y sin temor,
No temido, más cargado de ardor.
Y hoy, en esta noche de soledad,
Al arbitrio te marchas, sin piedad.
Sin desgranar el más mínimo reproche,
Te vas, en el silencio de la noche.