Malos tiempos nos toca vivir,
Los que vendrán, los que al fin,
Dejaremos por heredad,
Aunque los pensemos, todo será azar.
El futuro siempre nos sorprenderá,
Nuevos tiempos, nueva realidad,
Nada será igual, solo la ansiedad.
Hijos del hombre, humanos sin más,
Detrás de las máscaras, vestiduras de paz.
Blancos perfectos para aniquilar,
Muertos, más muertos, ¿quién lo podrá evitar?
Todo será extraño, lo veremos pasar,
Hablaremos de estos días en la oscuridad,
Los que los vivimos, los que contaremos,
Historias de miedo que a otros dejaremos.
¿Qué será de los demás,
Cuando el pelo blanco anuncie el final?
Moriremos al crecer una cana,
Y será nuestra propia señal temprana.
¿Qué dejaremos a nuestros hijos al pasar?
¿Qué nos darán ellos al resucitar?
¿Qué futuro nos espera, qué cruel despertar,
Si todo lo que conocemos se empieza a quebrar?
Espantapájaros blancos, vestidos de azul,
Navegarán la vida en un rumbo sin luz.
Los gritos del hambre recorrerán la tierra,
Mientras los señores desatan la guerra.
Lo que oímos ahora, lo que ha de llegar,
Será también aquí, en nuestra ciudad.
Todo caerá como un castillo de arena,
Y todo será acallado por el dolor y la pena.
No creas que el ave fénix resurgirá,
Pues de las cenizas nada brotará.
¿Qué futuro nos espera, cuál nos atrapa,
Si el viento trae muerte en cada capa?
Jugamos a ser dioses, creyéndonos titanes,
Pero el mundo se deshace en sus desmanes.
¿Permitirán repetir la maldad sin fin,
Los poderes antiguos que habitan en el confín?
Pasará, de seguro, como cuentan las leyendas,
Rayos desde el cielo abrirán sus sendas.
O tal vez sea, no tan cruelmente brusco,
Sino poco a poco, y el fin será justo.
Así, sin ruidos ni aspavientos,
El fin se acercará lento en sus movimientos.
Y de los titanes, que fuimos algún día,
Ni siquiera quedará nuestra lejana agonía.