Hijos De La Lujuria (Rima)

Hijos de la lujuria,
habitantes de sexos inmensos,
matronas de semen viejo,
colmadas de aquelarres intensos.

Navegadores de pieles añejas,
comedores de puntas rojas,
narices que el olor acre cercan,
bocas que en frenético vaivén se mojan.

Esperan el golpe de blanca vida,
aspiran y lamen toda su estructura,
el monstruo se clava en la garganta,
sigue la danza que la bruja chupa y canta.

Se mueve con ansia y con gana,
hasta vaciar el placer que hermana,
la carne se adormece en la cama,
la boca blanca de esperma llama.

Abre las piernas a la lengua sabia,
que lamiera el cuerno de la abundancia,
gota la humedad por la herida vasta,
la pequeña pipa se erige con pujanza.

Espasmos de gozo, saliva y devoción,
las lenguas se muerde en una canción,
vacía de dentro, llena de fuera,
al hueco profundo que llora, espera.

Un trozo de carne pide con fervor,
como el que lamiera hace poco con amor,
el sátiro canta, la flauta va,
y la raja en la oquedad comienza a sonar.

La pipa en el cuerpo gordo crece,
olvida la edad, con fuerza se mece,
quiere llenar la cueva de esperma y deshielo,
hasta llenar los suelos con su anhelo.

Que gotee y humedezca, mil veces de nuevo,
que tiemple el pene hasta quedar seco,
la cueva llena de gozo y de leyenda,
en el viejo cuerpo, con locura revienta.

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