
Entre la bruma del recuerdo,
se borran tus rasgos sutiles,
y veo tu rostro en trazos febriles,
que el tiempo arrastra en su acuerdo.
Tus labios, tu risa divina,
se pierden en el aire inquieto,
y aunque intento, no interpreto,
la imagen que ya se inclina.
El frío invierno te lleva,
el calor se hace traidor,
tu silueta pierde el fervor,
y en mis sueños ya no queda.
Sin embargo, te percibo,
aunque tu forma se ausente,
sin un trazo evidente,
y en mi corazón te revivo.
Sin verte, aún te veo distante,
en mi mente siempre apareces,
y al sentir cómo te estremeces,
sigo amándote, como antes.