Elipses cónicas, cuadradas,
Centellas todas aplastadas.
Gravedad de aire pesado,
Meteoros ya apagados.
Mundos que son planos,
Aureolas de lo insano,
Agujeros negros sin paz,
De blancas luces detrás.
Suciedad muerta se esconde,
Obeliscos que responden
A la muerte mal trazada
Por líneas discontinuadas,
En mundos que son reflejos,
Cerebros que están ya lejos,
Destruidos por chispazos
Y neuronas en abrazos.
Picos de sangre y de fuego,
Baldosas que no sosiego,
Centellas son apagadas,
En cielos muertos, sin nada.
Oscuridades intensas
Y fríos de acero sin rienda,
Luces de arcos ya muertos
Con metales sin encuentro.
Hijos de los no nacidos,
Muertos, y abatidos,
Sátiros bajo basura,
Entre nubes de locura.
De algodón tóxico, el viento,
De agua y aire, sin aliento,
Tejados boca hacia abajo,
Días muertos bajo el tajo.
Troneras de cañón roto,
Piedras amarillas, noto,
Que están mal talladas hoy,
Rocas caídas, testigo soy.
A la cuneta rodando,
De montaña ya bajando,
Del desierto en madrugada,
Del atardecer sin nada.
Fenecidos sin nacer,
Luces que no van a ver,
Cortadas las gargantas,
De hijos bajo la manta.
Son monstruos de un nuevo día,
Colores con malandría,
Serpenteante maldad traen,
Y ojos muertos que atraen.
De pescado ya podrido,
Mesas sucias han cedido,
Cristales rotos y sucios,
Entre el hedor tan prolijo.
Cadáveres que son huesos,
Entre barro y entre rezos,
Cañas huecas, lanzas vistas,
Hojas verdes mueren listas.
Pareceres destruidos,
Por certezas son barridos,
De mentes ya tan podridas,
Por la elíptica perdida.
Colectiva inteligencia,
Prepotencia sin conciencia,
De seres sin su inventiva,
Idos en soplos de aire deriva.
Aire muerto va rondando,
Cementerios silenciando,
Quita la vida a su paso,
Y caras blancas de atraso.
Sacos plásticos mortuorios,
Mortajas en vida, en podios,
Paredes blancas sin ruido,
Con metal ya muy pulido.
Ritmo de aire tan vacío,
Entre todos, tan sombrío,
No la muerte, ni la vida,
Solo nada se respira.
Nada, nada y solo nada,
Todo en sombra ya se acaba.