
El parque se ha dormido,
como niño rendido,
que llegó el verano,
y su murmullo ha callado.
Las fuentes intentan,
con su tibio aleteo,
que la vida siga
en el parque vacío.
Caminos de tierra,
ahora abandonados,
borrachos que duermen
entre azulejos gastados.
Bellezas de siempre,
olvidadas por olvido,
palomas muertas,
como si fueran delirio.
Casetas vacías,
olvidadas, desconchadas,
caídas las celosías,
en sombras desmoronadas.
Pobre parque dormido,
mañana será recorrido,
nadie parará un momento
como si los llevara el viento
Y morirán de olvido,
entre tus caídos azulejos,
de tus nidos vacíos,
de casetas huérfanas y desechos.
Cuidarán lo que quede,
aunque sea mentira,
y grano a grano caerá
y la montaña no reverdecerá.
Otro año más,
las flores serán
eternas desconocidas,
De los que caminan
móvil en mano,
que no dan ni vida.
No sabrán qué pisan,
ni en su postrer suspiro,
que estuvieron en un parque lleno
de verdor increíble y bello.