Dejadme que Muera (Rima)

Dejadme que muera
al sol de mi tierra,
entre cañaverales,
tocando con mis pies la arena.
Donde rompen las olas
y el oleaje suena,
no me prohibáis
sentir el viento en la cara.
Ni me castiguéis
por hollar la arena mojada.
Si he de morir, que muera,
abandonadme a las gaviotas,
cuando mi pecho no pueda,
pero no me obliguéis
a morir entre cuatro paredes,
olvidado de los míos,
entre ladrillos e hierro.
Dejadme que muera
oyendo a las gaviotas,
con mis piernas mojadas
de la salada agua
y la húmeda arena.

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