Postrera Solución De La Noche Perdida (Rima)

Aquí, en la postrera solución de la noche perdida,

cuando el dolor en los huesos ya se olvida,

me veo cansado, triste, y hastiado,

que la vida es soledad no compartida,

que se aferra a mí, como si no hubiera

otra alma que esa maldita tortura sufriera.

Callado sudor de inercia y desaliento,

del penúltimo suspiro que, a tientas,

pide a gritos la muerte en su aliento,

que calme el sufrir de mis palabras yertas.

Mis callados gritos, ¿Quién los escucha?

Llamo a la muerte sin cesar, incansable,

quiero morir, más no me deja la lucha,

se acerca, se ríe, pero sigue, implacable.

Maldita huesuda, cruel y vil animaleja,

a los hombres niegas el ansiado reposo,

mientras a los desalmados tranquilos deja,

les da calma, en su viaje tenebroso.

Nos das cementerios apartados y fríos,

a los que ni en nosotros creemos,

alejados, sin gritos, sin desvaríos,

intentando que ni en la muerte existamos.

Malditos hermanos de palabra vana,

que de acciones sois terroristas callados,

nada humano en vuestro pecho mana,

dejadnos partir, no seréis molestados.

Dejadnos que, al fin, este mundo dejemos,

sin ofensa ni daño, solo paz buscamos,

a otro estado incierto nos lanzaremos,

aunque nada exista tras lo que cruzamos.

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