La Directiva Hammurabi

Ojo por ojo, diente por diente… la esencia de la justicia desde tiempos inmemoriales, ¿ha cambiado?, para los simples mortales, los administrados, si, ahora es distinta, más elaborada, sutil, uniforme, justa… pobres imbéciles, Hammurabi sigue, para aquellos que lo merecen, para los que son necesarios, para los que lo han ganado, ¿los demás?, de juzgado en juzgado, pruebas, tiempos sin final, decisiones diversas, siempre injustas, pero para los necesarios, no, para ellos, los elegidos, existe la máxima expresión de la justicia, la Directiva Hammurabi.
¿Y quiénes son los encargados de llevarla a cabo?, los justos, aquellos que no miran sino en la justicia más desnuda, la que no perdona, la que exige ojo por ojo, diente, y siempre, siempre, sin pensar en daños colaterales, sin pensar en lo que sucede alrededor de la sangre que derraman, no hay límite para ellos, todos es posible, todo es viable, todo es necesario en aras de que los elegidos sean protegidos de cualquier forma, todo es como tiene que ser.
Solo una pregunta, ¿Qué sucede cuando las herramientas han cumplido su misión?, ¿dejarlas en un cajón, abandonarlas?…¿ y si las herramientas son los justos que han cumplido la directiva?… ¿abandonarlos, cuidarlos, enaltecerlos, obviarlos, ponerlos a la luz, o esconderlos como si nunca hubieran existido?…