
Caminé por el camino que lleva al sur
Exploré las fronteras del color de la piel
Y miré sin esperanza el camino que queda por recorrer
Nada se puede entregar, pues siempre es necesario
Acabará siendo algo que rompa el ser solidario
Hijos de hijos de hombres
Perdidos de la inocencia
Hijos de hijos, de hijos de puta
Adormecidos, sin tener viva la conciencia
Buitres de negros pelajes
Meloncillo que asolan el monte
Lobos que lazan aullidos más cerca, mas lejos del monte
Nadie está salvo en su vida de las alimañas
Del cerco continuo del calor, del temor de las brasas
Quémate anciano perdido entre las azules llamas
De un mechero bunsen en la memoria perdido
Adiós, amigos, hijos, esposa, se acabó para mí el camino
Ya no queda nada por enmendar ni tan siquiera ruillas de las que hay que tirar
En pronto que me lo pida, moriré, se acabó la vida
Y no quiero ni una pena, ni siquiera despedida
Adiós a todos aquellos que me alegraron la vida
Y un hasta pronto queridos, a todos los hijoputas
Que convirtieron mi estancia, en esta puta tierra odiada
En algo aún más triste de lo que se necesitaba.