Hoy Te He Visto Pasear Cerca De Los Setos

Hoy te he visto pasear cerca de los setos, en el jardín que bordea tu casa, cerca de la fuente que corona una cruz oxidada.

              El sol te bañaba la cara, haciendo que los bucles de tu pelo fueran aún más rubios, más claros, más bellos.

              Te miré y no me viste, hablabas con tus dos amigas, y sonreías, y el cielo se abrió como si tuvieras la llave de él escondida tras de tus labios.

              Te tapabas con los libros, que suerte la de ellos, que podían estar cerca de ti, sentirte, y noté como la envidia surgía en mí, como la que no he sentido en mi vida, algo extraño me recorrió el cuerpo, como si odiara el contacto de ellos sobre tu pecho.

              Locuras, solo locuras, son lo que mi mete teje en el telar de tu belleza, y te miro, incansablemente, inadvertidamente, con la pasión del que nada espera y todo quiere.

              Mi pecho se llena de aire, y después como si fuera tu aliento, intento no dejarlo escapar de dentro, pero huye, como tú, que nada sabes, que nada temes, que… solo te miro, y me siento feliz… y triste, no me ves, soy invisible, como si fuera aire, como si fuera… mejor como si no fuera, y caminas, sonríes, ajena a mí, y lloro, sin lágrimas, desconsoladamente, pues no hay nada más horrible que no ser capaz de dar ese salto, pequeño e inconmensurable, de acercarme a ti.

              Suspiro, y veo cómo te alejas, camino arriba, rodeada de tus amigas, tu silueta se pierde en el vano del fulgor de los destellos del sol de la mañana, y…