La Maldición De Córdoba

Somos gente muy válida, no lo digo por mí, sino porque todo el que se va de aquí, triunfa, y es bien valorado.

              ¿En ese caso que es lo que le pasa a Córdoba, que además está llena de esa gente válida y triunfadora, es decir cordobeses?

              Por supuesto yo no tengo cualificación profesional para realizar dictámenes académicos de psicología ni similares, pero como aquí decimos, “más sabe el diablo por viejo, que por diablo”, y permitiéndome, creo, la cantidad de trienios que llevo en la función de cordobés a tiempo completo, me voy a permitir dar mi opinión, que, por supuesto nadie me ha pedido, además basándome en la premisa “Consejos vendo, que para mí no tengo”.

              Dicho esto, como preliminar a la seguramente errónea opinión, paso a desarrollarla en muy pocas palabras “tenemos muy mala leche”.

              Dicho así, suena mal, pero mi intención al escribirlas, se queda corta. “Más mala leche que un rezno cabreado”

              Ahondando en los epítetos, añadiría prepotentes, atravesados y bastante chulos.

              ¿En que se basa tan rotunda afirmación?, ¿nadie ha sentido cuando una opinión que nos habría gustado fuera nuestra, las irrefrenables ganas de refutarla?, por supuesto lo ha hecho. Atravesados.

              ¿Cuándo alguien ha presentado de cualquier forma su fortuna en la vida, no hemos alardeado de mejores lauros, hasta alturas que nos provocan el vértigo? Prepotentes.

              ¿Alguna vez, y aunque supiéramos que el resultado cuando menos seria incierto, no hemos atacado previamente, intentando evitar la confrontación? Chulos.