Acompañado de la soledad, perdido en mis pensamientos, perdido en que más da, solo sé que el camino, quizás pronto acabará.
Miro a la triste ventana, no logro ver nada, oscuridad absoluta me devuelven las farolas muertas a pedradas.
Y los camiones que pasan, y los coches que los siguen, mandan ráfagas de fuego que trascienden la neblina.
Todo está mojado, húmedo y caído, las gotas de agua cargadas de puro frio, amenazan los cristales.
Puntas de transparente hielo, quieren herir a la calle, hundirse en el blanco, o romperse contara el suelo.
Y el vaho que de mi boca sale, se pierde en el ventanal, que a pesar de todo el frio, lo he dejado sin encajar.
Me gusta el mal frio, que te dice que vivo estás, te quiere roer el alma, y llegar hasta el final, y quiero dejarlo hacer, pero al final, de cobarde cerraré los ventanales y continuará la absurda velada.