Los Nuevos Esclavos

Parece ser que los libros de historia, hablan de que la esclavitud desapareció hace años y años, no, no es cierto, la esclavitud continua, no tan burda como la de la obligación física, de la fuerza de la condena, de la de vivir en donde el amo quisiera, no, es una vuelta de tuerca más.

              Esta nueva forma, se diferencia de la anterior en que, en la más antigua, era necesario que el amo cuidara del esclavo en todas y cada una de las necesidades que este tuviera, con el fin de que este fuera productivo, olvidando por supuesto, la humanidad o cualquier sentimiento que transcienda el mero amor por el dinero.

              Ahora, sin embargo, con la ilusión de que podrás disfrutar en algún momento de una digna jubilación, de que en un momento dado podrás descansar, debes de matar esos buenos años que tienen, para que, cobrando un salario miserable, con el cuerpo ya pisando el valle de los muertos, puedas malvivir, si es eso, y contemplar como los demás hacen lo que tú no has podido durante toda tu vida.

              Es más, si tienes la mala suerte de caer destruido, por enfermedad o accidente, olvídate de poder tener una vida digna, de cualquiera de las maneras, intentarán de una forma y otra, con documentos, funcionarios (nuevos capataces), quitarte cualquier posibilidad de que esto ocurras, salvo que seas uno de los nuevos amos, secuaces, o esbirros.

Po supuesto, si algo te conceden, procurarán por todos los medios que, a través de revisiones, trampas, variaciones en las normas, todo desaparezca o se amaine de tal forma que tengas que depender de lo que te quede de familia, si algo queda.

              Alguien pensara que a los antiguos esclavos se les vendía, se les separaba de las familias, ¡oh¡, que maldad, ahora solo con destinarte a un puesto lejano, o tener que buscar la comida en un lugar foráneo, con lo que terminas por hacer lo mismo, desvincularte de tal forma que o lo pierdes tú, o lo quitas, siendo que al final, el único siempre beneficiado, es el amo.

              Cuidado a aquellos que se creen que dominan con el dinero, que son los nuevos amos, apenas si son neófitos en ese negocio que lleva siglos favoreciendo a los mismos, en cualquier traspiés te lo robarán todo, y al final, viejo, cansado, destruido, llorarás para que alguien te de una miseria para poder seguir comiendo, aunque sea latas de atún, en aceite de girasol por supuesto.

              Abusar de las esclavas, era caro, ahora, es mucho más barato, basta en fijar la proa hacia alguna desgraciada a la que la mala fortuna la ha dotado de belleza, una mísera cantidad de dinero, mentiras, y enseñarle un mundo que no vera más, es suficiente para aburrirse de su cuerpo que al final es lo que busca el amo, después, ni hijos siquiera, en la antigüedad había que mantenerlos, ahora por la cuenta que le trae a la que han violado sin darse cuenta, pondrá los medios para que la barriga no se hinche, eso sí, si es conocido, cada vez los amos serán más soeces.

E            l dinero, es el amo de todo, el poder, al final es el reducto de las calases de amos, aquellas familias que están ancladas en la historia, que seguirán incólumes en la misma, las que nos han dado generales, estadistas, y por supuesto, nuestros ancestros han muerto por defender sus privilegios.

              Ahora con el meneo de la pandemia, quizás nos demos cuenta, de que lo que realmente sucede, es que simplemente somos barro que queda en los zapatos de los amos, que pocos podrán entrar a ese mundo (para siempre), y que al final, ofrezcamos en sus aras a nuestros descendientes, para que sigan haciendo con ellos, lo mismo que han hecho con nosotros.

              Eso sí, vamos directos al cielo, o eso nos prometen… vaya pandilla de imbéciles estamos hechos, así nos luce el circo.