Cartas a Nadie. Sobre Lo Que No Pasa

Quizás la pandemia pase, pero por desgracia nos encontramos en un campo de batalla, no de misiles enormes y complicados, difíciles de manejar, por el contrario, estamos ante balines de escopeta de aire comprimido, pero que cambian de forma con la facilidad que les da el material del que están compuestos. Hablo del ARN, del ácido ribonucleico, algunos virus solo tienen este, y es, por ende, el de nuestro covid y similares.
El problema son las mutaciones, el ARN es simple, muy simple, cualquier mutación mínima en su carga, hace que cambie de una forma importante, y, ¿Cómo es posible esto?
Fácil, si se hubiera detenido el contagio rápido, la capacidad de mutación del virus hubiera sido escasa, pongamos un ejemplo, supongamos que hay 1.000.000 de afectados, existirían esas posibilidades de que uno de los patógenos cambiara, pero con una probabilidad sobre un millón, pero el problema, es que en algunos sitios no se hay podido o no se ha querido parar su contagio, con lo que nos enfrentamos a muchos miles de millones de posibilidades más.
Es la lógica de la naturaleza, busca y busca, y al final encuentra. ¿Cuál es el fin del virus?, el mismo que el nuestro, crecer y multiplicarse, y cada vez hacerse mejor con el entorno, es decir adecuarse al medio, ¿la diferencia?, es que el hombre tiene una posibilidad en miles de años, y el virus sencillo y simple, miles de millones en un segundo.
El entorno de nacimiento, el apropiado, masificación, condiciones higiénicas deplorables, alimentación y trato con animales salvajes, en fin, gloria para el bicho.
Además, no es nuevo, nos hemos enterado de él por la planetización, por la pandemia, pero, ¿por qué el numero 19?, ¿han surgido otros antes?, ¿quizás el SARS?, ¿quizás otros?, ¿o cientos, o miles más de los que no tenemos conocimiento?, ¿o la cepa británica, o la sudafricana, o la brasileña?… después, deberemos de ponerles nombres de ciudades, y más tarde de pueblos, agotados estos, de calles, y después… no creo que nadie pueda nombrar nada.
Ha encontrado el hábitat ideal, ataca lo que se defiende contra él, si lo vence, se acabó, no hay nadie que impida nada, e incluso si no lo consigue, le da igual, asintomático y a multiplicarse, que además lo hace desde el principio del contagio, más especialidades en un elemento simple, tan simple, que creo que se ha adherido al ser humano como si no fuera a desaparecer nunca, pasará como con los malos de las películas, pueden cambiar de nombre, de actividad, de color, pero siempre lo que buscan es lo mismo, y este virus, y sus niños, han venido para quedarse.
¿Me equivoco?, espero que sí, pero hay algo en este cerebro podrido mío, que me cuenta que no, mala suerte, porque yo, también soy humano.