Algunos me preguntan, yo mismo lo hago, ¿Qué es Córdoba?, la respuesta que parece tan fácil, solamente con ir a Wikipedia se responde en una concepción utilitarista.
“Córdoba es una ciudad y municipio español en Andalucía, capital de la provincia homónima, situada en una depresión a orillas del Guadalquivir y al pie de Sierra Morena.
Con 325.916 habitantes en 2018, es la tercera ciudad más grande y poblada de Andalucía tras Sevilla y Málaga, y la 12ª de España. Su área metropolitana comprende ocho municipios, con una población de 363.326 habitantes, la 23ª más poblada de España. Hoy es una ciudad de tamaño medio, en cuyo casco antiguo aún podemos contemplar edificaciones con elementos arquitectónicos de cuando Córdoba fue la capital de la Hispania Ulterior en tiempos de la República romana, o de la provincia Bética durante el Imperio romano y del Califato de Córdoba durante la época musulmana, cuyos dirigentes gobernaron gran parte de la península ibérica. Córdoba habría sido a finales del primer milenio la ciudad más grande, culta y opulenta de todo el mundo.”
Bien, eso es Córdoba, ¿o no?, desde fuera, más allá de los picos de Trasierra, allende de Almodóvar el cerro redondo, si, esa es Córdoba, pero quizás, no sé porque, o quizás lo sepa, lo que proclama Wikipedia, no es suficiente… ni muchísimo menos.
Nací aquí, me crie en mil mundos, desconocidos, distantes y extraños, y al final, a la postre, nada es lo que cuenta Wikipedia, en Córdoba menos, si se me permite, sino… también.
Los atardeceres en el rio grande… busqué en internet, y nada aparecía, ¿Qué extraño, pensé?, pero bien vale, un fallo no es nada, en tan magno afán como el de compilar la cultura humana.
Busqué “el olor de las flores en primavera en la judería”, nada, incidí más “en el Alcázar”, tampoco, pensé que quizás no hacia bien las preguntas, repetí, “color de la Feria de Mayo en Córdoba”, tampoco, algo fallaba.
Y como si fuera un relámpago, algo que quizás no sea, sino algo producto de mi mente, me vino a ella, ¿y si no se pudiera describir lo que es ninguna ciudad del mundo, mucho menos Córdoba?
Pensé en los paseos en las tardes de primavera con los amigos, sentados en las viejas piedras del Arqueológico, de los olores que irrumpen como un frenesí, cuando los naranjos cansados de guardar su bello misterio, inundan todo con su olor, y el color del azahar pone blanco el suelo, ¿Cómo describir eso?, difícil, ¿y una tarde, cuando el sol se oculta, en los arcos del Patio de los Naranjos cuando el sol se marcha derrotado por la belleza de la sultana, de la Mezquita mora, que no cristiana, o quizás cristiana que no mora?
¿Quién no ha oído el tañer de sus campanas, o el sonido extraño, casi en un sueño, del almuecín llamando al rezo?, ¿y la calleja del Pañuelo, y esas murallas, romanas, andalusíes, visigodas, de Almohades, de Almorávides, de recios caballeros cristianos, de tropas al asalto de la Perla de Occidente?
¿Cómo explicar el rumor, como el de una caracola lejos del mar, que nos habla del collar de la paloma, de un epitafio de un Séneca, que pudo huir de la muerte y no lo hizo, de obispos, de teólogos, de alfaquíes, de ulemas?, aquí, donde señaló el horizonte el “Senātus Populusque Rōmānus”, la enseña de los Benimerines, de los Zenetas, de Sirios, de Abderramán I, nuestra bandera, de la orden de Calatrava, de los señores de Priego, del Gran Capitán, de conquistas allende de los mares, de morir contra los gabachos, de vivir a pesar de todo, de sobrevivir al hambre, a la peste, a mil desgracias, y seguir, de marchar lejos y no volver, y llevar marcado en el corazón esta Córdoba, que se mete en la sangre como la droga más poderosa.
¿Cómo explicar eso en Wikipedia?, ¿Cómo explicarlo?