El Amable Carácter Cordobés.

Era costumbre entre los caballeros cordobeses, correr cañas, lidiar toros y dedicarse á otros ejercicios de esta clase. Casi todos los Domingos, iban al Matadero, y sacando las reses con cuerdas, corrían la ciudad, parándose cada uno en la calle en que vivia la dueña de sus pensamientos, la que, con aquel aliciente, solia salir al balcón ó ventana, sin causar la menor sospecha en su familia. Una tarde llegaron varios á la plazuela en que nos encontramos, y sobre si el toro habia de pararse ó nó, se trabaron de palabras dos jóvenes llamados D. Juan Gomez de Leon y D. Fernando Carrillo, los que, echando manos á sus espadas, empezaron á batirse, sin cuidarse del toro, que, llegando de pronto, cogió al primero y lo echó por alto á mas de dos varas, con tan buena suerte, que cayó de pié y arremetió contra el bicho, dándole tal estocada, que lo dejó muerto en el acto; volvióse á su contrario para seguir lidiando, cuando los amigos lo sujetaron, diciendo que debia darse por terminada la contienda, puesto que muerto el toro, habia desaparecido la causa de su reyerta ; con esto lograron hacerlos amigos, como lo fueron toda la vida.