La Historia de Wallada (La que da a luz)

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

Mujeres Cordobesas que dejaron huella.

La Historia de Wallada (La que da a luz)

Hoy un amigo me ha hablado de un personaje, el cual conocía, pero no en profundidad, apreciando el saber de este, mayor que el mío en los asuntos de esta nuestra Córdoba, decidí investigar un poco acerca de esta mujer, y me encontré, con una persona fuera de su época, en un momento en que un imperio se disgregaba, además de una historia de amor con todos los ingredientes que se puedan suponer en un romance épico.

¿Pero quién es Wallada?

Todo el mundo tendrá noticias de su figura… bueno o casi, pero como es obligación para todo cordobés conocer su historia, (si, si, tú también), voy a tratar de explicaros esta atípica cordobesa.

La Córdoba de Wallada.

Tiempos difíciles, Medina Azahara (la Ciudad Brillante) es destruida cuando ella tiene cuatro años, dejada como un solar, de resultas de la guerra civil que se desencadenó con el asesinato de Abderramán Sanchuelo, el hijo de Al Mansur (Almanzor, el Victorioso), de tal forma que empieza la descomposición del hasta hace poco gigantesco Imperio Andalusí, pero Córdoba, continua siendo el faro de luz, que a pesar de las luchas internas alumbra con su pensamiento la oscuridad de un mundo sumido en la ignorancia.

Nace en 1.006, y se crio en el palacio de su padre Muhammad al-Mustakfi, hombre influyente en la política cordobesa, y como es normal para los que tienen posibles, pues a vivir en la sierra, en una Almunia, que antes había sido una hacienda Patricia Romana.

Su madre Aminam era una esclava (algunos dicen que cristiana, otros persa, o quizás ambas), el caso es que dejó una chica preciosa, aunque con disparidad de opiniones, para unos entre rubia y pelirroja, con los ojos claros, para otros, con los ojos negro azulados, y el pelo de un negro azabache, en lo que si estaban de acuerdo todos, era en que se le caía la cara de guapa, y de que tenía una figura de mejor no mirar.

Pero además, en aquellos tiempos las personas importantes, no negaban la educación a sus hijas, de tal forma que era instruida, de hecho su padre, le puso como tutor al famoso poeta Ibn Hazm (el creador del Collar de la Paloma), casi nada, y descubrió que Wallada era un portento.

Su padre llega a peor fortuna, de tal manera que tienen que volver a Córdoba, pero no a la Córdoba de ahora (con todos mis respetos), sino a una ciudad con puerto, llena de palacios, donde los eruditos discutían sobre cuestiones de cualquier índole, donde el mármol parecía que crecía del mismo suelo, el lugar donde el blanco y el almagre (rojo oscuro) creaban algunos de los edificios, de las Mezquitas más bellas del mundo.

Todas las razas, todas las corrientes, fanáticos religiosos, muladíes, mozárabes, eslavos, judíos, sirios, bereberes, una mezcolanza abigarrada en la ciudad que se extendía a la orilla del gran rio, el Guadalquivir.

Su padre, como buen cordobés, se mete en política, pues ve el dinero y las influencias, pero apuesta a caballo perdedor, el ganador Quasim, no se lo toma bien del todo, así que el progenitor al exilio.

Sola se quedó, pero la belleza y la inteligencia, las armas terribles de la mujer, contra las que ningún varón puede luchar, consiguieron que fuera admitida en el harén del triunfante Quasim, pero no, niños no, el harem también era el lugar de aquellas que el gobernante consideraba de valor en cualquier disciplina, de hecho al principio ella iba de invitada, pero sus versos gustaron tanto que pasó al Harén de Quasim, gozando de los privilegios que daba el puesto, pero sin….

Tenía tratamiento de Alteza, lo que mosqueó a todos los visires, y tenía sus propios aposentos junto con su madre y sus esclavas.

Al poco Quasim es derrocado por Yahya, que entre que ella era Omeya, y que no quería… pues nada, las pone en el peor rincón que encuentra. Walhalla tiene dieciséis años.

Pero son tiempos revueltos, los del nacimiento de los Reinos de Taifas, y Yahya es derrocado a su vez por Abderramán V, que en ese momento tiene veintidós años. Como tonto, cae prendado de la inteligencia y hermosura de Wallada, la nombra Consejera, y le habilita como vivienda el Alkazar, la colocaba a su derecha, y la llamaba prima y hermana, tampoco era nadie el Abderraman V, tanto que al final cae en sus brazos.

Por decisión propia, no se casa con el Califa, y aquí es donde surge una laguna en el tiempo de uno de las historias de amor más bellas de aquella época, así que corramos un tupido velo en cuanto a cuando sucedió, si fue posterior o anterior, lo importante es lo que nos dice su historia.

Wallada al no tener hermanos varones, heredó la fortuna de su padre, la liquidó, compró un palacio que era famoso por las veladas que patrocinaba, me hubiera gustado verlo, una primavera en nuestra tierra, en ese jardín, con el fresco de la noche, y el cantar de la fuentes… que se me va la olla.

A estos encuentros o veladas poéticas, acudía lo más granado del pensamiento cordobés, ella era considerada la mejor poetisa, y acudían pensadores filósofos, poetas, la élite de la sociedad de Córdoba, es decir de Al Ándalus.

Al poco tiempo Wallada empezó a recibir todas las noches un poema, sin firma, sin nada que indicara su procedencia, eran tan bellos, que los esperaba con ansia.

Wallada miraba a todos los presentes en las reuniones, y fijó su vista en uno de los poetas más brillantes de la poesía Hispanoárabe Ibn Zaydum, pero no creía que fuera él.

Transcurre el tiempo y al fin llega un poema firmado, es Ibn, Wallada le escribe un poema, indicándole que ella también lo anhela.

Cuando caiga la tarde, espera mi visita,

pues veo que la noche es quien mejor encubre los secretos;

siento un amor por ti que si los astros lo sintiesen

no brillaría el sol,

ni la luna saldría, y las estrellas

no emprenderían su viaje nocturno

Comienza un tórrido romance entre ambos, Ibn, es el creador de la nueva Lírica Hispano Andalusí, y escribe los más bellos versos a su amada, Wallada no desmerece en los suyos, creando una de los más bellos paisajes de la poesía cordobesa.

Al tiempo el que fuera un simple estudiante de derecho que se presentaba en las justas poéticas, se convierte en personaje público, y con ello político, y tiene enemigos ansiosos de su poder, pero sobre todo de su amante Wallada, que se bordaba en su hombro izquierdo “por Allah, que merezco cualquier grandeza y sigo orgullosa mi camino.” Y en el lado derecho decía: “doy gustosa mi mejilla a mi enamorado y doy mis besos a quien los quiera.”

A pesar de mantener su amor en secreto, de ahí la comunicación en versos, un enemigo acecha, celoso de él, es Ibn Abdús, el visir, que planea un taimado plan para separar a los amantes.

Consigue que una bella esclava negra de Wallada, se preste a seducir a Ibn Zaydum, y al final lo consigue, tarda lo justo en ponerlo en conocimiento de Wallada, esta monta en cólera, vamos que parecía tonto, ¡ponerle los cuernos a una cordobesa!, no hay mundo para escaparse, de hecho Wallada que goza de una facilidad para cambiar el verso culto por el popular le dedica los peores insultos que se puedan imaginar, baste como ejemplo este:

Tu apodo es el hexágono, un epíteto

que no se apartará de ti

ni siquiera después de que te deje la vida: pederasta, puto, adúltero,

cabrón, cornudo y ladrón.

Ibn Zaydun, a pesar de sus virtudes

maldice de mí injustamente y no tengo culpa alguna;

me mira de reojo, cuando me acerco a él, como si fuese a castrar a su Ali.

A pesar de sus méritos, Ibn Zaydun ama

las vergas que se guardan en los calzones;

si hubiera visto el pijo en las palmeras

se habría convertido en pájaro ababil.(aves fabulosas del Corán)

Y así hasta la saciedad, ¡que tenía una pluma la niña!, pintaba a cualquiera en cinco minutos, de tal manera que por mucho que Ibn Zaydum se arrastró, Wallada no lo perdonó.

De hecho, su amor se transformó en un odio que no terminó nunca, hay una colección de poemas en los que de una forma u otra lanza pestes contra su examante.

Abdús no solo le quitó a Wallada, sino que lo desposeyó de sus títulos, le expropió su fortuna y finalmente lo encarceló.

Al final, Ibn Zaydum, logró escapar de Abdús, y se refugió en Sevilla bajo la protección de Al Mutamid, el califa poeta, y alcanzó gran fama en su corte, a pesar de todo nunca olvidó a Wallada.

Ella por su parte, dolida por la traición cayó en los brazos de Abdús, de quien fue la amante; al perder su fortuna, viajaba por Al Ándalus ofreciendo sus poemas, pues era muy reconocida, pero siempre, al final, volvía a Abdús.

Envejecieron juntos, y se dice que murió con ochenta años en el año 1091.

Una mujer dotada de aguda inteligencia, que intenta ser libre en una sociedad encorsetada en los rígidos principios del Islam, algo extraño y casi único en aquellos tiempos, incluso ahora, donde queramos o no, sigue existiendo diferencias solo por el sexo al que se pertenece.

¿Es rara esta Wallada en Córdoba?, me pregunto, y yo mismo me respondo, ¿altiva, casi soberbia, bella hasta el hastío, voluntad de hierro e inteligente?, me suena, que mi tierra está llena de ellas, porque si algún imbécil dice “le he robado un beso a una cordobesa”, es porque ella ha querido, que aquí no conquista el hombre, si no le dejan, y para eso la cordobesa es altiva como su belleza.

Pedro Casiano González Cuevas 2.018