Los Caminos Sin Retorno

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Los Caminos Sin Retorno

Los que me conocen, saben que no me gusta meterme en política, pues siempre anda caliente para escaldar a gato que se acerque.

A pesar de lo referido, no tengo mas remedio que compartir con aquel que quiera leer estas líneas, la preocupación que me ronda la cabeza.

Lamento, pecar de pesimista, pues lo que imagino, no es factible, ¿o quizás sí?, esa es mi preocupación.

Pero basta de dilaciones y os comento mi preocupación.

Como todos sabemos, o deberíamos de saber, aquí, en esta dividida y convulsa España nuestra, han tomado el control del estado, esta vez por medios democráticos, la izquierda, pero no cualquier izquierda, sino la que lleva la hoz y el martillo como enseña, el antisistema como modelo, y el adoctrinamiento por divisa.

Me gusta la historia, y conozco bien la frase de “el que no conoce su historia esta condenado a repetirla”, pero aparte de eso, mi preocupación a más de esta, es la de la perpetuación de un régimen dictatorial una vez que llega al poder, porque no nos engañemos, la forma de gobernar de las izquierdas intransigentes y nuevas en el poder, es la de intentar perpetuarse.

No es necesario remontarnos a modelos soviéticos, o a Kampuchea, vayámonos mas cerca, léase Venezuela, si, esa, la de la Revolución Bolivariana, esa a la que le falta, para definirse bien, tres palabras “si o si”, porque fue entrar Chávez (apellido desastroso, que me perdonen los inocentes), y se acabó la dispersa democracia venezolana.

Ahora son pobres, cuando antes eran ricos, pero eso sí, son amigos de Cuba, de Irán, de… no seamos prolijos, creo que se entiende, pero de esos países pobres, de dogmas económicos fracasados, poca leche van a sacar, no hay teta ni para ellos, eso sí, armas las que quieras, China es la madre de cualquier cosa que le ayude a controlar el mundo, y en eso se escudan.

Mucho me temo, que adoctrinaran a los que puedan, regalarán a sus afines, y, es más, aumentarán esta clientela con abundante dinero, aunque no quede. Al final, ojalá que me equivoque, España, el país comunista de Europa, aunque cambien la palabra “comunista” por otra más engañosa y ampulosa.

Bienvenidos a la República Federativa Unida del Frente Popular de los Pueblos del Sur de Europa, o algo similar.