La Conquista De España (Segunda Parte)

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

Colección De Tradiciones Relativas A La Conquista De España (Segunda Parte)

Cuando vieron esto (los musulmanes) desearon pasar prontamente allá, y Muca nombró a un liberto suyo, jefe de la vanguardia , llamado Tárik ben Ziyed , persa de Hamadan , —aun relato que otros dicen que no era liberto suyo , sino de la tribu de Sadif ,—para que fuese a España con 7,000 muslimes, en su mayor parte berberiscos y libertos , pues había poquísimos árabes, y pasó en el año 921, en los cuatro barcos mencionados, únicos que tenían , los cuales fueron y vinieron con infantería y caballería, que se iba reuniendo en un monte muy fuerte, situado a la orilla del mar, hasta que estuvo completo todo su ejército.

Al saber el Rey de España la nueva de la correría de Tarif, consideró el asunto como cosa grave. estaba ausente de la corte, combatiendo a Pamplona, y desde allí se dirigió hacia el mediodía, cuando ya Tárik había entrado, habiendo reunido contra éste un ejército de cien mil hombres o cosa semejante, según se cuenta.

Apenas llegó esto a noticia de Tárik, escribió a Muca, pidiéndole más tropas y dándole parte de que se había hecho dueño de Algeciras y del lago, pero que el Rey de España venía contra él con un ejército que no podía contrarrestar. Muca, que desde la partida de Tárik había mandado construir barcos y tenía ya muchos, le mandó con ellos 5,000 hombres, de suerte que el ejército acaudillado por Tárik llegó a 12,000. Había ya cautivado muchos e importantes personajes, y con ellos estaba Julián, acompañado de bastante gente del país, la cual les indicaba los puntos indefensos y servía para el espionaje.

Acercóse Rodrigo con la flor de la nobleza española y los hijos de sus reyes, quienes, al ver el número y disposición de los muslimes, tuvieron una conferencia y dirigiéndose los unos a los otros, dijeron «Este * hijo de la mala mujer se ha hecho dueño de nuestro reino sin ser de estirpe real, antes bien, uno de nuestros inferiores, aquella gente no pretende establecerse en nuestro país; lo único que desea es ganar botín, conseguido esto, se marcharán y nos dejarán. Emprendamos la fuga en el momento de la pelea, y el hijo de la mala mujer será derrotado.» En esto quedaron convenidos. Había dado Rodrigo el mando del ala derecha de su ejército a Sisberto, y el de la izquierda a Obba, hijos ambos de su antecesor Gaitixa, y cabezas de la conspiración indicada.

Aproximóse, pues, con un ejército de cerca de 100,000 combatientes, y tenía este número (y no otro mayor) porque había habido en España un hambre, que principió en el 88, y continuó todo este año y los de 89 y 90, y una peste durante la cual murieron la mitad o más de los habitantes. Vino después el año 91, que fue en España año que por su abundancia recompensó los males pasados, y en el cual se efectuó la invasión de Tarif.

Encontráronse Rodrigo y Tárik, que había permanecido en Algeciras, en un lugar llamado el Lago, y pelearon encarnizadamente; más las alas derecha e izquierda, al mando de Sisberto y Obba, hijos de Gaitixa, dieron a huir, y aunque el centro resistió algún tanto, al cabo Rodrigo fue también derrotado, y los muslimes hicieron una gran matanza en los enemigos. Rodrigo desapareció, sin que se supiese lo que le había acontecido, pues los musulmanes encontraron solamente su caballo blanco, con su silla de oro, guarnecida de rubíes y esmeraldas, y un manto tejido de oro y bordado de perlas y rubíes. El caballo había caído en un lodazal, y el cristiano que había caído con él, al sacar el pie se había dejado un botín en el lodo. Sólo Dios sabe lo que le pasó, pues no se tuvo noticia de él, ni se le encontró vivo ni muerto.

Marchó en seguida Tárik a la angostura de Algeciras, y después a la ciudad de Écija; sus habitantes, acompañados de los fugitivos del ejército grande, saliéronle al encuentro, y se trabó un tenaz combate, en que los musulmanes tuvieron muchos muertos y heridos. Dios les concedió al fin su ayuda, y los politeístas fueron derrotados, sin que los musulmanes volviesen a encontrar tan fuerte resistencia. Tárik bajó a situarse junto a una fuente que se halla a cuatro millas de Écija, a orillas de su rio, y que tomó el nombre de fuente de Tárik.

Infundió Dios el terror en los corazones de los cristianos cuando vieron que Tárik se internaba en el país, habiendo creído que haría lo mismo que Tarif; y huyendo hácia Toledo, se encerraron en las ciudades de España. Entonces Julián se acercó a Tárik, y le dijo, «Ya has concluido con España, divide ahora tu ejército, al cual servirán de guías estos compañeros míos, y marcha tú hacia Toledo.» Dividió, en efecto, su ejército desde Écija, y envió a Moguits Ar-Romí, liberto de Al Walid ben Ábdo-Mélic, a Córdoba, que era entonces una de sus mayores ciudades, y es actualmente fortaleza de los muslimes, su principal residencia y capital del reino, con 700 caballeros, sin ningún peón, pues no había quedado musulmán sin caballo. Mandó otro destacamento a Rayya, otro a Granada, capital de Elvira, y se dirigió él hacía Toledo con el grueso de las tropas.