La Conquista De España (7 Parte)

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

Colección De Tradiciones Relativas A La Conquista De España (Séptima Parte)

Apenas la nueva de la derrota y los pocos que habían escapado de la batalla llegaron a Siria, Hixem y los habitantes de aquella región recibieron por ello grandísimo pesar.

Arrepintióse el Califa de no haber mandado con las tropas de la Siria las del Irak u otros puntos, a fin de evitar el revés sufrido por su poco número, y juró que si Dios le daba vida, enviaría contra los rebeldes un ejército de cien mil hombres, todos a soldada, y después otros cien mil y así sucesivamente, hasta que no quedasen sino él y sus hijos y los hijos de éstos, y aun en tal caso echaría suertes entre él y ellos , y si le tocaba, saldría personalmente a combatirlos. Mandó, pues, a Hanthala ben Safwan Al Quelbi, hermano de Bixr ben Safwan , gobernador de Ifríkiya, con treinta mil soldados, ordenándole que no pasase de esta región hasta recibir sus órdenes.

Temía que los berberiscos se apoderasen de la referida comarca, y por eso hizo salir apresuradamente a Hanthala, para que la defendiese hasta tanto que él le auxiliase con tropas y dinero.

Así, en efecto, lo hizo Hanthala, a quien a poco remitió (el Califa) otro ejército de veinte mil hombres.

La batalla en que pereció Coltsom con sus compañeros, entre ellos Habib ben Abi Óbaida, acaeció en el año 122, y Hanthala vino a Ifrikiya en 123, llegándole después los socorros.

Maicara reunió sus tropas para batallar con él en el año 124 , y encontróse Hanthala con los berberiscos, que venían a la pelea con dos ejércitos tan grandes, que no cabe numerarlos.

Estaba (el Califa) Hixen a la sazón adoleciendo de la enfermedad de que murió, y me han contado, — Dios sabe si será cierto, —que decía: « ¡Ah, Hanthala! Combate primero con uno y luego con otro ejército»; por lo cual creyeron que deliraba.

Ocurrió el encuentro, y estaba decretado (por Dios) que combatiese y venciese primero a uno de los ejércitos, en el sitio llamado Al-Karn seguida contra el otro, que acampaba en el paraje de los ídolos, y así derrotó a los dos, al finalizar el año 124, escribiendo Hixem la noticia de estas victorias, y consultándole si debía permanecer en el país berberisco.

Más al llegar la carta espiraba Hixem , en el mes de Xaaben del año 125.

Torna la relación de la entrada de Balch en España

Permaneció Balch (en Ceuta), después de la muerte de su tío Coltsom, cerca de un año, de tal suerte, que se comieron sus cabalgaduras y las pieles, y se hallaban próximos a perecer.

Era walí de España Ábdo-l-Mélic ben Kátan , y encendieron hogueras diferentes veces hasta que fueron a ellos pequeños barcos de Algeciras, y le escribieron pidiéndole socorro, y procuraron ganar su voluntad , haciéndole presente lo que debía al Califa y a los árabes; más él no les atendió, antes bien (la idea de) que pereciesen causábale regocijo, porque temía le arrebatasen el poder.

Cuando los árabes de España supieron que habían pedido auxilio, y que se hallaban en el último extremo, un hombre de la tribu de Lajm, llamado Ábdo-r-Rahmen ben Ziyed Al-Ahram, les envió dos cárabos cargados de cebada y mantenimientos; mas no bastaba esto para sus necesidades, y viéronse de nuevo cercanos a la muerte, hasta que llegó el tiempo en que brotaron los campos y se alimentaron de legumbres y yerbas.

Aconteció, en tanto, que los berberiscos españoles, al saber el triunfo que los de África habían alcanzado contra los árabes y demás súbditos del Califa, se sublevaron en las comarcas de España, y mataron o ahuyentaron a los árabes de Galicia, Astorga y demás ciudades situadas allende las gargantas de la sierra (de Guadarrama), sin que Ebn Kátan tuviese la menor sospecha de lo que sucedía hasta que se le presentaron los fugitivos.

Todos los árabes de los extremos del norte de la península fueron impelidos hacia el centro, a excepción de los que habitaban en Zaragoza y sus distritos, porque eran allí más numerosos que los berberiscos, y no podían éstos acometerles. Derrotaron a los cuerpos de ejército que Ábdo-l-Mélic mandó contra ellos, y mataron a los árabes en varias comarcas, visto lo cual, temiendo que sucediese lo que había acontecido a los de Tánger, y con noticia de los aprestos que nacían contra él , no halló el walí medio mejor que solicitar la ayuda de los siriacos.

Envióles barcos en que se trasladasen a España por pelotones, les remitió víveres y mantenimientos, y púsoles por condición que le entregasen diez personajes de los más importantes de cada división, para tenerlos como rehenes en una isla, y que, terminada la guerra, los trasportaría de nuevo a Ifríkiya.

Convinieron en ello y aceptaron el pacto, exigiendo a su vez que se les trasladase después a Ifríkiya todos juntos, y no separadamente, y que se les llevase a punto donde no fuesen inquietados por los berberiscos.

Venía con los siriacos Ábdo-r-Rahmen ben Habib, cuyo padre había muerto en Nacdora.

En el año 123 fue cuando Ábdo-l-Mélic los trajo a España, y recibidos los rehenes, los depositó en la isla de Umm Háquim, en el mar.

Estaban los siriacos en el último estado de miseria y desnudez, sin más abrigo que sus corazas.

Al llegar a Algeciras encontraron pieles adobadas en abundancia, de las cuales se hicieron madraás, y después en Córdoba Ebn Kátan vistió a los caudillos principales, y les repartió dádivas: no siendo esto bastante, los árabes de España, tan opulentos como reyes , los recibieron , vistiendo cada cual a los más principales de su tribu, y haciéndoles tantas larguezas, que quedaron equipados y hartos.

Congregados los berberiscos de Galicia, Astorga, Mérida, Coria y Talavera, eligieron por jefe a Ebn, y con un ejército innumerable pasaron el rio Tajo, en busca de Ábdo-l-Mélic ben Kátan, el cual mandó contra ellos a sus dos hijos Kátan y Omeyya, con los siriacos compañeros de Baich y los beledíes de España.

Cuando supieron los berberiscos que este ejército se hallaba próximo, rasuráronse la cabeza, a imitación de Maicara, a fin de no ocultar la causa que defendían y de no confundirse (con los contrarios) en la batalla.

Así se acercaron a la ciudad de Toledo. Kátan y Omeyya, con sus tropas respectivas, vinieron a su encuentro, y trabóse una recia pelea en tierras de Toledo, sobre el Guazalate. Los siriacos acometieron con furia y batallaron como quien busca la muerte, hasta que Dios les concedió que los berberiscos volviesen la espalda, e hicieron en ellos tan gran matanza, que casi los exterminaron, sin que escapasen (con vida) más que aquellos a quienes no pudieron dar alcance.

Los siriacos cabalgaron en los caballos y vistieron las armas (de los vencidos), dividiéndose después en varios destacamentos, que fueron matando berberiscos por toda España, hasta extinguir completamente el fuego de la rebelión,

Concluido esto, volvieron a Córdoba, y Ábdo-l-Mélic les dijo:

«Salid.

— Prontos estamos, contestaron, si nos llevas a Ifríkiya.

— No tengo, dijo, barcos suficientes para trasportaros juntos, porque ahora poseéis esclavos, caballos y equipajes; salid para Ifríkiya en pelotones separados.

— No saldremos, replicaron, sino todos reunidos *.

—Marchad a Ceuta. —

¿Así quieres exponernos, exclamaron, a las iras de los berberiscos de Tánger? Más nos valiera que nos arrojaras a los abismos del mar. »

Y viendo lo que pretendía hacer con ellos, subleváronse contra Ábdo-l-Mélic , le expulsaron del alcázar, aposentaron en él a su jefe Balch, y le proclamaron.

Ebn Kátan pasó a habitar su casa, que era la llamada de Abó Ayob , y sus dos hijos huyeron, el uno a Mérida, y a Zaragoza el otro, donde permanecieron algunos días concertando su plan, siguiéndose una gran perturbación en España.

El Gobernador de Algeciras había dejado de asistirá los rehenes, que se encontraban en la isla de Umm Háquim, con los alimentos y agua que necesitaban, pues en la isla no hay agua ninguna, y a consecuencia de esto murió uno de ellos, noble personaje de Siria.

Luego que Balch dispuso que fuesen puestos en libertad, quejáronse del mal tratamiento que Ebn Katan les habia tenido, y de la muerte de su compañero, que había perecido de sed, y le dijeron :

«Concédenos la venganza (matando a Ábdo-í-Mélic). »

Balch les contestó :

« No hagais tal , porque pertenece a la tribu de Koraix , y la muerte de vuestro compañero fue sólo por un descuido : esperad , y veremos que giro toman las cosas. »

Más los Yemeníes se levantaron como un solo hombre, importunaron a Balch , y le dijeron :

¿Tratas de defender a los Modharies?»

Temiendo entonces éste las violencias de los sublevados , y el promover una discordia, mandó que sacaran a Ábdo-l-Mélic.

Era ya tan anciano, que parecía (por su canicie) pollo de avestruz, pues tenía 90 años o más.

Había estado en la batalla de Harra con los medinenses, y huyó desde allí a Ifríkiya.

Ibanle diciendo cuando le conducían :

« Tú eres el fugitivo que escapaste en Harra al filo de nuestras espadas, y para vengarte de aquella derrota nos has puesto en el trance de comer perros y cueros, y has hecho traición al ejército del emir de los creyentes. »

Condujéronle a la cabeza del puente, y le mataron y crucificaron a la izquierda del camino, crucificando a su derecha un cerdo, y un perro su izquierda.

Un día permaneció allí su cadáver, hasta que por la noche vinieron sus libertos berberiscos de Almodóvar y le robaron.

Tomó aquel paraje el nombre de Maslib (lugar de crucifixión) de Ábdo-l-Mélic ben Kátan, y le conservó hasta que Yócuf fue nombrado walí y Omeyya ben Ábdo-l-Mélic construyó en aquel sitio una mezquita, perdiendo su antigua denominación y llamándose mezquita de Omeyya.

Fue destruida el día de la sublevación de los cordobeses contra Al-Hacam ben Hixem, quedando el sitio abandonado, y perdiendo sus dos anteriores nombres de la crucifixión y mezquita, excepto para los que conocen este suceso.