La Conquista de España (Parte 9)

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La Conquista de España (Parte 9)

Colección De Tradiciones Relativas A La Conquista De España (Novena Parte)

Estaba yo cierto día sentado en la casa que habitábamos en la alquería mencionada, sin haber tenido aún noticia de que los Ábbasíes se aproximasen; me hallaba a la sombra de la casa, acometido de una fuerte irritación a los ojos, y con un paño negro me ocupaba en limpiarme las partículas molestas que se me introducían, en tanto que el niño Ouleiman, que entonces contaba cuatro años próximamente, jugaba en la puerta.

De repente entró y se arrojó en mi falda; yo le separé, por la modestia que me aquejaba, pero volvió a repetir la misma acción, y comenzó a decir lo que suelen los muchachos cuando están asustados.

Salí y vi aparecer las banderas (Ábbasíes).

Al mismo tiempo entró mi hermano Fulano y me dijo :

«He visto a los Ábbasíes.»

Yo, que también los había visto, por el incidente referido del niño, tomé algunos adinares que pude encontrar, y partí con mi hermano menor, después de haber enterado a mis dos hermanas Umm-Al-Asbag y Amat-er-Rahmen de la dirección que pensaba tomar, y de haberles prevenido que me mandasen a mi criado con lo que pudiese necesitar, si lograba salvarme.

Las tropas Ábbasíes llegaron a cercar la alquería, y luego la casa, más no encontraron rastro.

Seguimos nuestro camino, y luego que mi liberto Bedr se unió conmigo, continuó hasta encontrar a orillas del Éufrates un hombre, a quien encargué que me comprase cabalgaduras y algunas otras cosas que necesitaba; pero mientras le aguardaba, un esclavo o liberto suyo salió en busca del jefe Ábbasí y le dirigió hacia nos otros.

De repente oímos el ruido de la caballería que se acercaba a la alquería, huimos a pie, a todo correr; pero fuimos descubiertos, y habiéndonos refugiado en unos jardines junto al Éufrates, comenzaron a rodearnos.

Entonces procuramos ganarles la delantera, y habiendo logrado llegar antes que ellos al rio, nos arrojamos a él.

Cuando llegaron a la orilla, comenzaron a gritarnos:

«Volved; nada tenéis que temer.»

Yo, sin embargo, nadaba, y nadaba mi hermano, a quien a poco trecho dejé atrás.

Volvíme hacia él, al llegar a la mitad del rio, para ayudarle y animarle a que se me uniese; pero ¡ay, Dios! ‘ al oír aquellas palabras de paz que le dijeron, había vuelto apresuradamente, por miedo de ahogarse, corriendo así a la muerte.

Yo le gritaba:

«Vén acá, amado mio »;

pero no quiso Dios que me oyera, y continuó: yo también seguí (en dirección opuesta) hasta pasar el rio.

Algunos enemigos estaban desnudándose para arrojarse a nado en mi seguimiento; después desistieron, cogieron al muchacho y le cortaron la cabeza a mi vista. Tenía 13 años. Dios se haya apiadado de él.

Yo en seguida me alejé.

Aquí termina la relación de Ábdo-r-Rahmen.

Otros son los que refieren que llegó al distrito de Palestina, cuando ya Umm Al-Asbag, que era su hermana uterina, había mandado a Bedr, criado de Ábdo-r-Rahmen, y a Qélim Abó Xuchaa, que lo era de ella, con dinero y algunas alhajas, y reunidos con él, no sé en qué punto, caminaron hasta llegar a Ifhkiya, donde ya habían acudido muchos de su familia.

Era por aquel tiempo gobernador de esta provincia Ábdo-r-Rahmen ben Habib, con el cual estaba un judío que había sido amigo de Maclama ben Ábdo-l-Áziz, y solía decir que había de hacerse dueño de España un individuo de regia estirpe, llamado Ábdo-r-Rahmen, el cual tendría dos rizos de pelo sobre la frente.

Ebn Habib, deseando que en él se cumpliese la profecía, se había dejado crecer los dos rizos; más el judío le dijo :

«Tú no eres de estirpe de reyes.»

—Es cierto, vive Dios », contestó.

Cuando se le presentó Ábdo-r-Rahmen (ben Moawiya), observó que tenía los dos rizos, y llamando al judío, le dijo:

«Éste es; pero yo le mataré.»

El judío le replicó:

«Si le matas, ciertamente que no será él el predestinado; y si le dejas, puede que sea.»

(Ebn Habib) levantó a poco un falso testimonio a los dos hijos de Al-Walid ben Yecid, y los mató, haciéndose dueño de sus riquezas, así como a Ismail ben ben Ábdo-l-Áziz , de cuya hermana se apoderó, casándose con ella.

También quiso sorprender a Ábdo-r-Rahmen ben Moawiya; pero vinieron algunos a avisarle , y se decidió a abandonar aquel país, saliendo con todos los de su familia que habían quedado, y que se esparcieron por las comarcas berberiscas.

Ábdo- r-Rahmen marchó a un lugar llamado Baray, donde estuvo con una tribu dicha Micnesa, con lo cual pasó apuros que son largos de contar.

Después se separó de ella y se fue hacia la costa del mar, hospedándose en Sabrá con los de Nefza, que eran sus tíos, porque su madre pertenecía a esta tribu.

Bedr estaba con él; pero £éliní se había separado en Ifríkiya, porque era hombre de carácter duro y colérico, y estando cierto día en la habitación de Ábdo-r-Rahmen , entró a verle uno de sus tios ; llamáronle , y como no despertase , mandó traer agua y se la echó en el rostro, de lo cual enojado, volvióse a Siria con Umm Al-Asbag.

Ábdo-r-Rahmen sintió mucho su separación, porque era Abó Xuchaa (£élina) conocedor de España, adonde había venido con Muca ben Nosair, y había permanecido algún tiempo en ella guerreando.

Torna el relato del waliado de Abol-Jatar en España

Permaneció en ella cuatro años y seis meses, hasta el 128.

Entre los que vinieron a España con el ejército siriaco, estaba As-Somail ben Hátim ben Xámir ben Dzil Chauxan.

Era oriundo de Cufa, y su abuelo Xámir, que mató a Al-Hosein ben Ály, fué muerto después por Almojtar, por lo cual sus hijos salieron de Cufa y se fueron a Mesopotamia.

Cuando se reunió la división de Kinnesrin, vino con ella As-Somail, y pasó a España, por causa de sus compañeros, llegando a ser, por su superior valor y generosidad, jefe de los Kaisíes de España.

Pesábale esto a Abo-l Jatar, y cierto día que estaba con su división, entró As-Somail en su casa, y queriendo humillarle, le mandó abofetear y maltratar.

Salió As-Somail, fuese a su casa, y convocando a los principales de su tribu, les expuso el agravio recibido.

«Nosotros te seguiremos siempre», le dijeron, y él replicó: «Por Dios que no pienso poneros frente a frente de los de Kodhaft y del Yemen, antes bien procuraré halagarlos; invocarémos a los vencedores de Merch Ráhit, formaremos alianza con las tribus de Lajm y de Chodzam , y nombraremos a uno de ellos para que en apariencia tenga el mando, mientras nosotros lo tenemos de hecho.

Escribieron, en consecuencia, a Tsuaba ben Calaina, de la tribu de Chodzam y oriundo de Palestina, después fueron a conferenciar con él, y al cabo condescendió, así como las tribus de Lajm y de Chodzam.

Al saber esto Abo-l-Jatar, salió a combatirlos con mucha gente de los españoles; más Tsuaba encontróle junto al rio de Sidonia y Abo-l-Jatar fue derrotado y hecho prisionero.

Pocos de sus compañeros murieron, porque se mandó cesar la persecución, y llevando a Abo-l-Jatar aherrojado, entró Tsuaba en la capital de España.

Murió éste en 129, al año de su mando, y convinieron los españoles en obedecer a Yóguf ben Ábdo-r-Rabmen ben Ókba ben Néfí Al-Fihrí, después de vehementes altercados, a pesar de los cuales no vinieron a las manos.

Yahya ben Horaits Al-Chodzamí, oriundo del Jordán, se había proclamado jefe ; Tsuaba ben Ámr pretendió que él tenía mejor derecho, y no cesaron de procurar avenencia entre todos ellos, hasta que convinieron en reconocer a Yócuf , a condición de que dejase a Yahya ben Horaits el mando del distrito de Rayya , que habitaban los del Jordán , con lo cual éste se convino ; más los de Kodhaa reuniéronse, y eligieron por su jefe a un tal Ábdo-r-Rahmen ben Noaim Alquelbí, el cual allegó doscientos infantes y cuarenta caballos , acometió de noche el alcázar de Córdoba, ahuyentó las guardias, sorprendió la prisión, y sacó a Abo-l-Jatar, huyendo con él aquella misma noche a hospedarse con los Quelbies y las tribus de Émeso, que le ampararon y defendieron.

Después de esta evasión no ocurrió nada nuevo hasta que resolvieron reconocer como wali a Yócuf, quien, seguro en el poder, no tardó en destituir pérfidamente del mando de la Cora de Rayya a Ebn Horaits , que escribió a Abo-l-Jatar, a fin de ponerse de acuerdo con él.

Contestó éste: « Yo seré el emir »; más Ebn Horaits dijo :« Antes debo yo serlo, porque tengo tribu más numerosa que la tuya.»

Los de Kodhaa, cuando vieron que la pretensión de Ebn Horaits interesaba a la causa de los Yemeníes , correspondieron a su llamamiento y declaráronle su jefe, conviniendo en ello todas las tribus del Yémen que había en España : Himyar, Quinda, Madzhich y Kodhaa.

Las de Módhar y la de Rebía, que era en España poco numerosa, acudieron a ponerse bajo las órdenes de Yócuf.

De cada division separáronse tanto beledíes como siriacos, yendo los nobles del Yemen con Ebn Horaits y los de Módhar con Yósuf y As-Somail.

Cada cual se separaba del vecino para ir en busca de su tribu, sin que el uno se opusiera al otro.

Ésta fue la primera guerra que hubo en España con tal invocación, pues antes de este conflicto no se había conocido, y fue el gran disturbio que hizo temer la pérdida del Islam en España, si Dios no le hubiera protegido.

Ebn Horaits y Abol-Jatár fueron contra Yósuf y As-Soinail, y se acercaron hasta acampar a la orilla del rio de Córdoba, a la parte meridional de la ciudad, en la alquería de Xecunda.

Yócuf y As-Somail pasaron con su gente el rio, y después de la oración de la mañana trabóse el combate.

Acometiéronse con las lanzas desde los caballos, y rotas las astas, y aun firmes cuando ya el sol calentaba, retáronse a corporal combate, y se apearon. Golpeáronse con las espadas, y hechas pedazos, trabábanse de manos y cabellos con tal denuedo, que no se había visto en el Islam otro igual, si se exceptúa el que se mostró en la batalla de Siffin.

No eran muchos unos ni otros; pero sí gente escogida de una y otra parte, y casi iguales en número, excediendo en poco los Yemeníes.

Ninguno podía rendir a su adversario, y heríanse en el rostro con los arcos y aljabas, y arrojábanse mutuamente puñados de tierra.

En esto dijo As-Somail a Yócuf :

«¿En que nos detenemos, cuando a nuestra espalda hay un ejército, del cual nos habíamos olvidado?

—¿Cuál es? Dijo Yócuf.

—La gente del mercado de Córdoba.»

Entonces mandó a su cliente Jálid ben Yezid y al jefe de su , quienes hicieron salir como unos cuatrocientos, armados de palos y bastones, y algunos pocos con espadas o chuzos , y con ellos los carniceros con sus cuchillos, y acometiendo a unas tropas ya rendidas, porque habían peleado toda la mañana y la tarde sin respiro ni tregua, ni aun para hacer la oración del temor ni de la paz, mataron e hicieron prisioneros a muchos de los principales , entre ellos a Abol-Jatar y a Ebn Horaits, el cual, al ver cómo los de Córdoba mataban a sus compañeros, se había escondido en la alcoba del molino que hay en el paraje donde se vende la leña.

Preso (ántes) Abol-Jatar, y cuando se disponían a matarle, dijo :«No tengo escape; más ahí está el hijo de la negra, Ebn Horaits » ; y habiéndoles indicado el paraje en que se encontraba, le sacaron y fueron muertos los dos juntamente.

Ebn Horaits solía decir: «Si toda la sangre siriaca me la reunieran en una taza, me la bebería.»

Cuando le sacaron, díjole Abol-Jatar : «Hijo de la negra, ¿ha quedado en tu taza alguna gota que no hayas bebido?»

En seguida fueron muertos. Muchos otros quedaron prisioneros, y As-Somail los hizo entrar en una iglesia que había a la parte interior de Córdoba, donde hoy se encuentra la mezquita mayor, y degolló como unos setenta de ellos.

Kásim ben Fulano Abó Atá ben Hainid Almorrí, al ver esto, se levantó y le dijo: «Envaina ya la espada y cesa en tal matanza.» Mas él contestó: «Siéntate, que ésta es gloria para ti y para tu tribu» ; y continuó esgrimiendo el acero.

Por segunda vez se levantó Abó Ata y le dijo: «Beduino, esta matanza ¿es por la enemistad de Siffin? Cesa, vive Dios, o declaro que su causa es la causa siriaca » .

Entonces envainó la espada y perdonó a los demás, por intercesión de Abó Atá, después de una gran carnicería. Cuentase, aunque Dios solo lo sabe, que esta batalla se encuentra predicha en cierto libro de pronósticos, y que se dice en él que rompería los lazos de parentesco. Aconteció antes del año 131.