Rutas que Bordean el Infierno

Huir de tu país. Solo. Abandonado en los suburbios de una ciudad del sur de los malditos estados.


Las pandillas, la soledad, el miedo, los tatuajes, ya eres uno, pero eres de los malditos, se entra nunca se sale, es como si te hubieran marcado paras un seguro sacrificio.


Pero subes, quien sabe por qué, y todo se vuelve irreal, todo se vuelve como un cuento… de terror, no es tan agradable como la agonía de las calles, de los gangs, es aún peor, maldad, la esencia de lo podrido, la pestilencia de aquellos que lo tienen todo y quieren más a cualquier precio.


Y huyes.


De vuelta a casa, que nunca fue hogar, que nunca lo será.
Eres un proscrito, un olvidado, de nuevo a empezar, y como siempre, más golpes, más dolor, más odio…y descubres que siempre es lo mismo, solo queda la venganza, solo eso puede calmarte la ira de vivir, pero la venganza es cara, se lleva la vida…