Felices Fiestas 2022

Aquel que me conozca, sabe que no soy persona de celebraciones ni fiestas, de alharacas y tertulianos, con lo que la llegada de estos días, siempre bien recibidos, no supone para mi algo que necesite ser anotado en el libro de los cien mejores sucesos, pero dicho esto, que a cualquier oído puede sonar de persona desabrida y cascarrabias, no es menos cierto, que también, en algún lugar, del que ya no tengo memoria, pero sé que está ahí, suenan esas campánulas que nunca desaparecen, que en su día fueron más sonoras y halagüeñas, y que ahora, cuando en la mesa de las navidades hay más sillas vacías que llenas, se golpean en acolchado, perdiendo su sonoridad, su música, su encanto, pero a pesar de todo, sencilla, humildemente,  suenan, y por ello, a pesar de mi apatía navideña, me compelen a que a aquellos que me han acompañado durante mucho tiempo, poco tiempo, o alguno, les felicite, y les haga comprender, si así pudiera hacerlo, de que aprovechen los días en familia, la compañía de los seres queridos, el perdón de lo malo acontecido, y el ensalzamiento de los buenos momentos.

              Sirva como excusa, o como divertimento, que se hermanen, aun más, con aquellos que están a su alrededor, que salvo los Herodes y demás, que siempre los hay, los demás no lo son, y que, si están ahí, es porque quieren, porque nos quieren, o simplemente porque alguien de los nuestros cocina estupendamente.

              Olvidémonos de los cuñados, de las cuñadas, llamémoslos, aunque solo sea por un día, por su nombre de pila, no hagamos risa pronunciándolos con sonidos de pocos dientes, y sonriamos sin esperar la patada, u esperando darla.

              En fin, ¿Qué pido?, lo imposible, lo sé, pero también sé que, si queréis, podéis hacerlo.

              FELICES FIESTAS