Como un fantasma, ha llegado el frio, las mañanas nacen con ese color especial que parece querer romper la noche casi eterna, y no lo consigue.
La escarcha que cubre con su manto el horizonte, y el color del corazón helado de las palomas muertas, escondidas, esperando los rayos de un sol que se muestra reacio a aparecer.
Y vuelta al trabajo, al ahora más gris trabajo, sin la esperanza de que cuando se acabe el interminable, nos espere la bondad de una tarde verde, no, nada espera, nada quiere ser amado, todo es frio, todo es alma desierta.
La inesperada navidad, nos sorprende, este año parece que ha corrido más, como si necesitara que no la olvidemos, y pensamos en cómo pasa el tiempo, que apenas ida, ya vuelve, en este mundo convulso en el que lo más que podemos hacer es no escuchar las malas nuevas.
Y la vida sigue entre la riqueza, o la penuria, depende de dónde te toque, y continuas, la vida sigue, ahora fría, casi yerta, y la navidad, llena de color y de calor humano parece la broma de alguien con un humor insano.