La Muerte de la Democracia

Bien es sabido que la democracia como forma de gobierno no es buena, simplemente es la menos mala, pues adolece de fallos terribles en lo que a su forma de constitución y gobierno.
Vayamos a algunas de ellas.
Una, importante, es que todo el mundo puede votar, parece cruel, pero en la misma bondad del enunciado, se encuentra uno de los fallos de la democracia, expliquémonos.
Por desgracia, la formación de algunos individuos es escasa cuando no inexistente, tiempo ha, esto sirvió, para que pudieran tomar parcela de poder con su voto aquellos que no habían podido acceder a la educación, era y es, la universalidad del voto, maravillosa palabra, que ahora, un momento en el que nos encontramos agobiados por la información mentirosa, tendenciosa, cuando no criminal de los medios de comunicación, hace que la influencia de los mismos en muchas personas sea decisiva.
Los grupos de presión, apoyándose en los medios de comunicación, forman y crean la base de tendencia que servirá para influenciar a una comunidad de mente débil, fácilmente manipulable, sin espíritu, sin alma.
Esto lleva a que una gran mayoría de la población, crea solo lo que estos medios colocan en sus formatos, sean cuales sean, de tal forma que ganará aquel que más apoyo tenga de ellos, esto hará que nazca una relación de favor-poder, que impedirá la ejecución de algo que ayude al bien común, beneficiando siempre a los grupos de presión, de intereses específicos y particulares.
Simplemente miremos las promesas electorales de la mayoría, por no decir de todos los partidos políticos, irreales, cuando no, dignas de un semanario de humor, pero la sociedad las acepta como si fueran dogmas de fe, en todo caso observemos las arengas de personajes de falsa dicción, alentadores de multitudes con oratoria magnífica y discursos huecos, (por cierto, que ya ni eso)
Al final nos encontramos con unos representantes indignos, carentes de la más mínima vergüenza, partidistas en cuanto a lo que debe de ser general, y escrupulosos con sus propios bolsillos. Lameculos, hijos de las listas cerradas, con el número puesto en función de su adherencia al partido, que no de su capacidad y formación, sicarios de líderes pegajosos, adláteres de seres inmundos, que lo son aún más, un cenagal en el que la dignidad se perdió, mientras se buscaba el dinero y el poder.
Pues sí, el principio del voto universal, se ha convertido en algo que lejos de engrandecer la democracia, ha producido el efecto contrario, devenir en el padre del desaliento, de la igualdad en la torpeza y de la desidia elevada a práctica común.
¿Soluciones?, ninguna, no me pagan para buscarlas, si las tuviera, haría como en todo, la callaría, y que se calienten la cabeza los que le pagan por hacerlo, que el principio de solidaridad entre los humanos, no es ya ni cuento chino. Cada perrito que se lama su…