Todos Somos Extranjeros

Todos somos extranjeros
Y con nosotros traemos
El grueso volumen escrito
Que al final, al principio, es nuestra vida
Llegamos al alma de alguien
Coincidimos en su camino
Nos mezclamos sin pensarlo
En algo nuevo, lleno de sorpresas
En su propia vida
Nos inmiscuimos
Hacemos que se rompa
La cotidianidad de su día
Y le damos la forma que nos ha dado la vida
Dos caminos diferentes
Se mezclan en uno solo
Y le aportamos la vida
Nuestra vida
Jugamos un juego antiguo
Tan viejo como la vida
En uno solo fundimos
Lo que traemos
Lo que hemos vivido
Nos metemos en su piel
Y en la nuestra la suya
La capacidad de asombro
Nos da la ilusión de vivir
Sobre un libro que nos ofrece
Algo distinto y nuevo
Pero en la bendición de algo bello
Se esconde en su interíor
La maldición de la arista
Del borde que corta y mata
De las heridas que no curan
De las heridas, heridas
Y las cicatrices bailan
Sin querer ser ni rozadas por nadie
Y chocan como cristales
Y se rompen en la caída
El dolor lo llena todo
Las lágrimas rompen mejillas
La soledad nos acecha
sí decidimos irnos
y si quedamos a fin
no sabemos, no entendemos
cómo será el futuro
asustados del ruido
y nos aportan sus males
sus peores momentos vividos
canciones que no cantamos
ni ritmos que son queridos
y al final si se atenúa
si se mezclan en un son
continuará la canción
y si en otro caso te ves
y no llegas a tener ese latido
que no haya desesperación
que no haya lagrima caída
a fin de cuentas, es vida
que nace, que resucita
donde nadie podía creer
que pudiera existir vida.