Nací a la Orilla de un Río

Nací a la orilla de un río
Viejo como la vida misma
Cansado, cansino
suave, ladino
a la ribera del río
de las cañas
de los álamos erguidos
a la sombra de los granados
de los que bañaba el río
entre molinos viejos
de Lope García
donde las grullas
en los campos
tras los tractores
con sus picos
levantaban los bichos
entre bueyeros
entre garcillas
entre palomas torcaces
a la ribera del río
bebederos de agua
remansos de peces perdidos
entre alerces y juncos
entre árboles densos
entre troncos caídos
donde la lluvia
levantaba el ras de agua
y nos anclaba a la casa
con las botas altas
mojadas hasta la caña
cuando las sillas
a la noche salían
al ritmo de las historias
de rostros cansados
viejos, arrugados
a la caída de la noche
entre frescos botijos
de agua fría
de medios de vino
de sonrisas
de olor a zotal,
a la misma vida
de gradillas llenas de niños
de empedradas calles
alimentadas de las historias
de los viejos, los que sabían
ahora olvidados
como si no supiéramos
que, de ellos, es la vida
la que nos toca vivir
será nuestra
la suya, lo es, seguro
faroles viejos
de luz vencida
de pelar la pava
de carabinas
de exaltación de vida,
de renacida
de cuando los niños
parecían salir
de todos los sitios,
cuando la vida
reventaba a pesar de todo
cuando nada era previsto
era lo que Dios quería
y si venía, venía
y con ellos la esperanza
o quizás la desesperación
el pan bajo el brazo
o la maldición
Orilla del río
De pobres
De pobres de comida
De humedades
En casas vencidas
De paredes gruesas
Casi caídas
De cielos de palos de madera
De terrizos de tierra vista
De ropa de domingo
¿De quién eres hijo?
Tu familia es…
La de los muertos de hambre
De los de toda la vida
De cuando se levantaba el brazo
Y se bajaba la vista
A la orilla del río
Que de todo ha visto
Tiempos lejanos
Vividos, no olvidados
En la penumbra que el tiempo
Da a lo acontecido
Entre callejas y callejones
En plazas empedradas
A la sombra de las iglesias
De colegios de curas
De ira reprimida
De sexo olvidado
De vida encarrilada
De cuando el hombre
Era solo…
Como ahora, algo nimio
Y el río corre,
Viejo como la vida misma
Cansado, cansino
suave, ladino
y aquí sigo, aun,
en la ribera de río