Oigo la Música Cerca de Mi

Oigo la música cerca de mi
Es un día desapacible
De verano hervido
De soledad cotidiana
De cerebro dormido
Y mi alma descansa
Sobre pilares de nada
Escuchando sonidos puros
Intrascendentes, amables
Diluyendo, grano a grano
Desbastando mi soledad
E intentando llevarla
Lejos de mi alma
Sobre pilares de aire
Perdida en la soledad
De la tarde aburrida,
De la mirada cansada
Del que nada espera
Realmente nada
Y la tarde sigue,
Monótono caminar
Deambulando en sentidos
Muertos, quizás solo dormidos
Agiles ratas recorren mi cuerpo
Tras de ellas, cucarachas
Y siento que me arrastran
A lugares extraños
Distintos, sucios, malvados
Donde se esconde mi alma
Sobre pilares acabados
Cayendo casi sin estruendo
Solitarios de alma
Cansados de vida
De muerte del día a día
Y esperan que el tenue latido
De la continua vida
Pare un segundo
Que deje el sonido de seguido,
y durante un momento pare
Que después no arranque
Que la lápida sea corona final
Que todo desaparezca
En la bruma matinal
Donde los muertos se entierran
Los que no se quieren quemar
Y dejar este mundo de invierno
Donde reside el infierno
Encontrar la primavera
Entre los restos de la madera
De árboles verdes
De hierbas altas
Donde nada duela
Lugares de fantasía
Donde los halcones vuelan
Llevadme con vosotros
En vuestras alas
No dejéis del enterrador la pala
Para que cubra mi cuerpo
A fin de cuentas, muerto.
Y la música suena
Con sonido constante
Indicándome que la vida
Esa pequeña farsanta
Se niega a marcharse
Aun no siendo bienvenida
Y la tarde continua
Con la aburrida vida
Sin dejarte reposar
En tumba ninguna
Atenazado el calmar
De una vez por una
Maldito diapasón
Que con tenaz tesón
Anuncias con tu precisión
Como la vida sigue
Y que solo acaba
Cuando vivir quieres
Y cuando no
Sigue.