La Jícara

Muchas tardes, eran otros tiempos, nos mandaban a por una Jícara, un pedazo de chocolate de tableta, la mínima parte de una tableta.

Granuloso, y con sabor a mas cosas de las que debiera, se acompañaba de un abundante trozo de pan, pues en otro caso, a poco llenaba tan expectante barriga, la nuestra, siempre hambrienta.

Eso si, una estampa de un torero te regalaban cuando la comprabas, y gustaba y mucho, por lo menos a nosotros, tan antiguos que no sabíamos lo que era ser políticamente correctos.