El Quemadero del Santo Oficio

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En contra de esos honrosos recuerdos que tanto enaltecen a nuestra patria tenemos otros que amenguan su esplendor y su gloria. Esta puerta da paso al campo nombrado el Marrubial, por la mucha yerba de esta clase que produce. En él estuvo el Quemadero, lugar horrible donde la Inquisición quemó a tantos desgraciados; era una especie de fogón con grandes dimensiones, hecho de material y con un mármol grueso en el centro, en el cual se colocaban los maderos a que ataban el infeliz que había de ser devorado por las llamas. En este lugar murieron todos los que sentenció el tribunal de Córdoba, a excepción de los primeros, inmolados a las afueras de la puerta de Baeza, frente a la Ribera, y en la isleta por bajo del puente.

He aquí las ejecuciones hechas en el Marrubial, según los datos adquiridos.

* En 2 de diciembre de 1625 fueron quemadas las estatuas de catorce sentenciados por judaizantes, muertos en las cárceles, tal vez víctimas de los tormentos que sufrirían. Dieron garrote a Leonor de Ávila, mujer de Álvaro George, vecina de Aguilar y natural de Écija; Guiomar López, portuguesa, vecina de Baeza; Antonio López, de la misma naturaleza y vecindad, y su mujer Gracia García, padres de Manuel López, que fue quemado vivo, y en quien tomaron los frailes gran empeño en convencerlo de sus errores y que reconociese la única y verdadera religión, a lo que ya en la hoguera contestó: “Reniego de Dios; primero me llevará el diablo que confiese a Jesucristo”. Todo esto tuvo lugar a las nueve de la noche y ante casi todo el vecindario, que acudió a presenciar lo que ellos llamaban justicia y no era más que un escarnio de la misma.

* En 21 de diciembre de 1627 hubo otro auto de fe, y de sus resultas fueron quemadas en el Marrubial las estatuas de diez sentenciados, a quienes los inquisidores no habian podido capturar, y la de Alonso López de Acuña, que evitó aquella afrenta suicidándose con la tomiza de palma con que estaba liada una escoba que había en el calabozo, y una cuerda que formó con hilachos de sus calzones interiores, y sucumbieron en las llamas de Antonio Gutiérrez de Montiel y María Núñez, su mujer, vecinos de Aguilar; Francisca López, portuguesa y vecina de Bujalance; María de los Santos, de Priego, e Isabel Álvarez, vecina de Andújar, a la que llevaron en una silla por estar tullida y ciega. Sentenciados todos por judíos, acusados de amortajar sus difuntos con lienzo nuevo, ayunar los sábados, ponerse ropa limpia los viernes y en ellos aderezar los candiles, no comer tocino ni pescado sin escamas y otras cosas por el estilo.

* En 3 de mayo de 1655 se efectuó otro auto de fe y de él llevaron al Marrubial las estatuas de diecisiete ausentes, las de tres que habían muerto en los calabozos, y a Manuel Núñez Bernal, mercader, vecino de Écija; Elena Méndez, mujer de Francisco Rodríguez, mercader, su hija Blanca Rodríguez, Catalina Méndez, natural de Montilla, y Francisco López de la Cerda, vecino de Sevilla. A todos estos dieron garrote, menos al primero, a quien hasta el marqués de los Vélez le arrimó un crucifijo a la boca para que lo besara, sin conseguirlo, por lo que se dio el horrible espectáculo de colocarlo en el centro del quemadero, y rodeándolo de los cadáveres y estatuas de los otros infelices, les pegaron fuego, por el que todos fueron consumidos, en nombre de una religión tan grande y tan caritativa como la de Jesucristo. ¡Mentira parece que esto se haya hecho!

La muerte de Nuñez Bernal fue llorada de varios poetas judíos, sus amigos, entre ellos el capitán Miguel de Barrios, quienes le dedicaron una corona fúnebre, que vio la luz pública en Amberes.

* En 29 de junio de 1665 fueron quemados dos hombres y una mujer, además de muchas estatuas; uno de los primeros se arrepintió y pidió perdón, y entonces, por caridad, le dieron garrote antes de quemarlo. En 29 de septiembre de 1684 fue quemada la estatua de un reo que murió en la cárcel. En 24 de mayo de 1699 fue quemado por judaizante un matrimonio. En 14 de febrero de 1700 fue quemado otro infeliz acusado de judío. En 20 de abril de 1721 fue quemada una mujer. En 12 de abril de 1722 fueron quemados otros cuatro, vecinos de Córdoba, aunque no naturales de ella, acusados de judaizantes. En 13 de junio de 1723 fueron quemados seis con las estatuas de otros dos. En 3 de mayo de 1730 una mujer en persona y nueve en estatuas. En 4 de marzo de 1731, cuatro en estatuas.

* En el año 1870 se presentaron algunos carreros comisionados en comprar huesos, con destino a las fábricas de guano, y sin que sepamos quién fue el primero, empezaron a sacar aquéllos de este campo, llegándose a juntar cerca de doscientas personas de todas edades en esta faena, asegurándose que eran de las bestias que antiguamente arrojaban en aquel egido, pues no de otra manera podía haber tanta abundancia, y no sería extraño que entre ellos hubiese algunos de los desgraciados muertos allí de la desastrosa manera que hemos consignado. El alcalde se opuso a que la gente hiciese esta operación, produciendo un conflicto, hasta que al fin consintió en ello, de acuerdo con el gobernador, con la condición de que dejasen el terreno en la forma en que lo encontraban, o sea, cubriendo los barrancos que iban abriendo.