La Conquista De España (Cuarta Parte)

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Colección De Tradiciones Relativas A La Conquista De España (Cuarta Parte)

Sabedor Muca ben Nosair de las hazañas de Tárik, y envidioso de él, vino a España en Ramadhan del año 93 2 con buen golpe de gente, pues traía, según se cuenta, 18,000 hombres.

Cuando desembarcó en Algeciras, le indicaron que siguiese el mismo camino de Tárik y él dijo: «No estoy en ánimos de eso.»

Entonces, los cristianos que le servían de guías le dijeron: «Nosotros te conduciremos por un camino mejor que el suyo, en el que hay ciudades de más importancia que las que él ha conquistado, y de las cuales, Dios mediante, podrás hacerte dueño.» Esta nueva le llenó de alegría, porque le pesaba lo que había hecho Tárik.

Condujéronle, pues, a Medina Sidonia, que conquistó por fuerza de armas, y después a Carmona. Esta era una de las ciudades más fuertes de España, y cuya conquista podía esperarse menos por asalto ni por asedio, por lo cual, cuando se dirigió a ella, dijéronle que únicamente valiéndose de alguna estratagema podría ser entrada.

Entonces mandó algunos cristianos de los que habían pedido y obtenido de él carta de seguridad, como Julián, de quien acaso eran camaradas, y se presentaron armados, como si fuesen fugitivos, siendo recibidos en la ciudad; más por la noche abrieron la puerta llamada de Córdoba a la caballería que Muca mandó al intento, y sorprendiendo a la guardia, se apoderaron los musulmanes de Carmona.

Después marchó Muca a Sevilla, que era la mayor y más importante de las ciudades de España, notabilísima por sus edificios y monumentos. Antes de la invasión de los godos había sido capital del reino, hasta que, vencedores éstos, trasladaron la sede a Toledo, quedando, sin embargo, en Sevilla, la nobleza romana y los j jurisconsultos y sabios en letras sagradas y profanas.

Después de algunos meses de sitio fue conquistada por Muca ben Nosair, con la ayuda de Dios, huyendo los cristianos a Beja. Confió la guarda de la ciudad a los judíos, y se dirigió a la ciudad de Mérida, donde residían algunos grandes señores de España, y que también tenía monumentos, un puente, alcázares é iglesias que exceden a toda ponderación.

Cercó la ciudad, y la guarnición salió contra él, trabándose un fuerte combate a una milla de distancia de las murallas. En tanto descubrió Muca una cantera de piedra, en la cual ocultó por la noche infantería y caballería, y al día siguiente, al amanecer, cuando fue contra ellos, y salieron a rechazarle, como el anterior, atacáronles los musulmanes que estaban emboscados e hicieron en ellos una gran matanza, refugiándose los que escaparon en la ciudad, que era muy fuerte, y tenía unas murallas como no han hecho otras los hombres.

Por espacio de algunos meses continuó el cerco hasta que fabricaron los muslimes una máquina para acercarse al muro, y cubiertos con ella, llegaron a una de las torres , de la cual arrancaron un sillar ; más encontraron en el hueco un macizo, que en lengua española se llama laxamaxa (argamasa), que resistía a sus barras y picos, y mientras se hallaban ocupados en este trabajo, cargaron sobre ellos los cristianos, y perecieron los musulmanes bajo la máquina , por lo cual la torre se llamó de los Mártires, nombre que aun hoy día conserva, aunque son pocos los que saben esta anécdota.

Al cabo fue conquistada la ciudad en Ramadhan del año 94, el día de la fiesta del Fitr del modo siguiente: cuando sucedió lo de los mártires dijeron los cristianos: «Ya hemos quebrantado las fuerzas del enemigo ; si hemos de concertar la paz , ningún día más favorable que éste.» Salieron con tal intento, y encontraron a Muca con la barba blanca; empezaron a insinuársele, exigiéndole condiciones en que él no convenia, y se volvieron.

Tornaron a salir la víspera de la fiesta (del Fitr), y como se hubiese alheñado la barba y la tuviese roja, dijo uno de ellos: «creo que debe ser de los que comen carne humana, o no es éste el que vimos ayer.» Por último, vinieron a verle el día mismo de la fiesta, cuando ya tenía la barba negra, y de regreso a la ciudad dijeron a sus moradores: «¡Insensatos! estáis combatiendo contra profetas, que se trasforman a su albedrío y se rejuvenecen. Su rey, que era anciano, se ha vuelto joven y concededle cuanto pida.»

Ajustaron, en efecto, la paz, a condición de que los bienes de los que habían muerto el día de la emboscada, y los de aquellos que habían huido a Galicia, fuesen para los muslimes, y los bienes y alhajas de las iglesias para Muca; con lo cual, el día de la fiesta del Fitr del año 94 le abrieron las puertas de la ciudad.

Los cristianos de Sevilla tramaron en tanto una conjuración contra los musulmanes que había en la ciudad, y habiendo acudido desde la ciudad llamada Niebla y la que tiene por nombre Beja, mataron ochenta hombres.

Los restantes huyeron a Mérida, donde se hallaba Muca ben Nosair, el cual, dueño ya de esta ciudad, mandó a su hijo Ábdo-Áziz a Sevilla con tropas, y éste la reconquistó, regresando en seguida.”

A fines de Xawel salió Muca de Mérida para Toledo, y apenas supo Tárik su próxima llegada, salió a recibirle para ofrecerle sus respetos, y le encontró en el distrito de Talavera, en un lugar llamado (ilegible).

Al divisarle, apeóse de su caballo y Muca le dio con su látigo un golpe en la cabeza, reprendióle agriamente por lo que había hecho contra su parecer, y llegado a Toledo, le dijo : «Preséntame todo el botín que hayas recogido y la mesa. »

Presentóla, en efecto, falta de un pie, que le había arrancado, y como le preguntase Muca que dónde estaba, respondió: «Nada sé; la encontré de esa manera.» Muca mandó que se le hiciese un pie de oro y una caja de hojas de palma, dentro de la cual fue colocada.

Después marchó a conquistar a Zaragoza y demás ciudades situadas en esta parte. En el año 95 vino un legado del califa Al-Walid, que destituyó a Muca, y le hizo salir de España con Tárik y Moguits, dejando en su lugar, como gobernador de los territorios y ciudades, a su hijo Ábdo-Áziz, a quien estableció en Sevilla, ciudad situada a la orilla de un gran rio, que no puede pasarse a nado, y que quería hacer estación naval de los musulmanes y puerta de España.

Allí quedó, en efecto, Ábdo-Áziz, partiendo su padre con Tárik y Moguits, el cual llevaba consigo al rey cristiano de Córdoba, que había hecho prisionero.

Muca le exigió la entrega del cristiano; pero él, orgulloso con su calidad de cliente del califato, le contestó: «Vive Dios, que no lo tomarás; yo he de ser quien le presente al Califa.» Muca se lo arrebató por fuerza, y hubo quien le dijera: «Será maravilla que le lleves vivo»

Con efecto, Moguits exclamó: «Yo le aprehendí y le cortaré la cabeza.» Así lo ejecutó. Muca siguió su marcha hasta llegar a presencia de Suleiman, porque Al Walid había ya muerto

Su hijo Ábdo-Áziz tomó por esposa a la mujer de Rodrigo, llamada Umm-Ásim, de la cual estaba muy prendado, y que le dijo: Un rey sin corona es un rey sin reino; ¿quieres que te haga una de las joyas y el oro que aún conservo? —Nuestra religión, dijo él, nos lo veda.

—¿Y que saben, replicó ella, tus correligionarios de lo que haces en el interior de tu casa?» Tanto insistió, que al cabo la mandó hacer; y estando cierto día sentado con su esposa , y puesta la corona, acertó a entrar la mujer de Ziyed ben An-Nábiga, el Temimí , la cual era también de la alta nobleza española, y así que le vio con la corona dijo a Ziyed : ¿No quieres que te haga una corona?—Nuestra religión no nos permite su uso-, dijo él, y ella replicó : por la religión del Mesías, que hay una sobre la cabeza de vuestro imam.»

Ziyed refirió esto a Habib ben Abí Óbaida ben ókba ben Néfi, ó hicieron de ello conversacion hasta que cundió la nueva entre la gente principal del ejército. Ábdo-Áziz, por su parte, fue tan poco precavido, que pudieron verle y cerciorarse de la verdad del caso, y creyéndole convertido al cristianismo, le acometieron y mataron a fines del año 98.

En tiempo de Suleiman ben Ábdo-Mélic, sucesor (del califa Al-Walid) se conquistaron muchas ciudades, y los musulmanes de España, después de haber estado años sin obedecer de común acuerdo a un walí, eligieron a Ebn Habib Al-Lajmí, hombre bondadoso, que presidia en las oraciones, y al cual, viendo cuánto se prolongaba la falta de walí , designaron para este cargo, y le entregaron el mando , trasladando la capital a Córdoba a principios del año 99.

La muerte de Ábdo-Áziz fue a fines del 98.

Ayób ben Habib se aposentó en el palacio de Córdoba, que Moguits había elegido para su morada, lo cual dio lugar a la siguiente anécdota.

Cuando Muca ben Nosair fue destituido por el enviado de Al-Walid, regresó por el camino que había llevado Tárik , a fin de conocer esta parte de España, y al llegar a Córdoba dijo a Moguits : «Este palacio no te corresponde, sino al walí de Córdoba. » Y aposentándose en él, Moguits trasladó su habitación a una casa junto a la puerta de Algeciras, que es la del puente, frontera a la brecha por donde penetraron sus soldados cuando conquistó a Córdoba. Era una casa magnifica, con abundante agua, olivos y otros árboles frutales, y se llamaba Al-Yocgena. Había sido propiedad del rey a quien hizo cautivo, y tenía un soberbio palacio, que tomó el nombre de palacio de Moguits.