Vuelven los tiempos oscuros, los momentos en los que el horizonte de cualquier familia se veía oscurecido poco a poco hasta volverse del negro más opaco.
Nos creíamos a salvo de todo, pues aun siendo ninguneados por Europa, estábamos ahí, pero como siempre todo vuelve a cambiar, ahora Europa tirita de frio, se muere de miedo, y la escalada de los intereses parece no tener fin.
Vuelven los tiempos de negociar con el banco, de que una vez obtenido un beneficio injusto, tomen más por la precariedad de las familias, de aquellos incluso, que nunca supieron realmente lo que firmaban, pues como buenos trileros, los bancos escondían la bolita roja lejos de la vista de cualquier posible cliente.
Volverán las escenas de los intereses aún más disparados que los oficiales, hinchados por los carroñeros bancos, la sumisión a hipotecas más largas aun que las primitivas, que ya eran interminables, el regocijo de los directores ante la puesta de rodillas de los clientes, que solo esperarán que no los echen a la calle, que pueden seguir viviendo en unas casas, de las que aún no se han enterado que el banco fue siempre el dueño de ellas, y ellos, simples guardeses de las propiedades de un amo sin escrúpulos.
Más aun, la revolución informática, ha conseguido que miles de trabajadores de banca, hayan sido eliminados de las cuentas de los bancos, y esa labor es realizada por maquinas que no comen, ni cobran, y el trabajo, lo hacen los que lo pagan, una bicoca, pero solo para el banco, el precio de los servicios es más caro aun, los beneficios de los malditos bancos suben hasta el cielo, y los de a pie, los de nómina, los que revientan con trabajo autónomo, solo verán como los míseros ahorros, se convierten en agujeros negros en los que existía ha desaparecido, y tendrán que ir por el camino trillado, que no dorado, de las personas que con la cabeza gacha, irán a esa maldita institución, sin entrañas, maldita y repugnante, que algunos llaman bancos.