76 El Asalto

Ella es así, no puede evitarlo, primero no hacer lo que la tía buena quiere, no tiene ni idea de lo que busca conseguir, posiblemente, nada bueno, así que información que no sea de la misma fuente, y como de vergüenza anda corta, se dirige como si fuera un buldócer hacia la mesa.

             Sin pedir explicaciones ni nada, se sienta, la chica la mira.

-No te mosquees, que he roto con mi novio, y allí está, con cara de lo que es, un gilipollas, un momento, solo eso, que se le quite la tontería, y no me volverás a ver, hasta te puedo invitar a una cerveza.

-Tú no puedes tomar cerveza, ¿tienes dieciocho?

-Como si en este barrio pidieran el carnet.

             Paloma sonríe, una pija que va sobrada.

-Piérdete, que te hostie el novio, -sabe que todo es mentira-, estoy esperando al mío.

-Sí, supongo, -sabe que le han metido una nueva explicación ante la junta, contactos en todos lados, así que, por ese motivo, tranquila.

– ¿Y que hace tu novio?

-Es médico.

-Esos ganan una pasta.

-Me da igual, si tuviera que mantenerlo, me daría igual.

– ¿Tanto ganas?, -pregunta Nieves.

-No, soy estudiante, pero algún día, ganaré dinero, lo mantendría.

-Así que en la cama…

             Paloma sonríe.

-Tú estás muy suelta, el que quiera mi cama, con un anillo en la mano, y los papeles firmados en la vicaría, después de la boda.

-Sí que eres antigua, ¿eres una meapilas?

-Supongo que sí, y me parece, que tú vas por libre.

-Mayormente, no te tienes que creer todo lo que te digan, que parece que la menor de edad eres tú, quizás por eso el médico esté contigo, que le gusten las nenucas.

             Paloma sonríe, pero le están dando ganas de partirle la cara, y eso que la conoce, no deja de darle vueltas, la ha visto, mil veces, pero no sabe dónde.

– ¿Y si es médico, como vive en este barrio de porquería?

-Te voy a dar una hostia, que te va liberar de todos los pecados.

-Vaya con la meapilas.

-Es viudo, aún no ha superado la muerte de su esposa.

– ¿Y tú quieres meterte en la cama?, pues no ha cambiado la iglesia desde que fui a misa la última vez, que no sabía ni hablar, pero lo entendía todo.

-Es complicado, lárgate, tu novio se habrá ligado a otra y ha ganado en el cambio, por muy puta y mala que sea.

-Seguro que sí.

             Paloma sabe dónde la ha visto.

-Nieves, ¿por qué no me preguntas directamente por tu padre?

             La cara de la niña cambia, está a punto de levantarse, pero no lo hace, solo sonríe, la mira…

-Así que eres lista, ¿dónde me has visto?

-Eres igual que tu madre, hay mil fotos en la casa de tu padre.

-Así que allí es donde…

-Pero, que puerca eres, no, hija mía, mi madre es la que cuida a tu padre, solo eso, yo la ayudo cuando puedo, que está muy vieja.

-Ya, voy yo y me lo creo.

– ¿Crees que me importa?

             Nieves suspira, la fuente de información se ha acabado.

-Pregunta, no miento, no tengo necesidad…, Nieves.

– ¿Cómo está?

-Un poco mejor, hemos conseguido que cambie la casa, toda menos tu cuarto, está como cuando te fuiste.

-No me fui, me llevaron.

-Lo sé, fue famoso en el barrio, aquí, es como los pueblos pequeños, se sabe todo del todo el mundo.

– ¿Y qué piensan de mi padre?

– ¿Sabes cómo lo llaman?

-Alguien me intentó decir eso, dímelo tú, amante sin sexo de mi progenitor penco.

             Paloma sonríe de nuevo.

-San Luis.

– ¿Hace milagros?

             Paloma asiente con la cabeza.

-Podríamos decir que sí, ayuda a los pobres, opera gratis, subvenciona a medio barrio, mil le deben favores, otros mil le deben más, y el resto, agradecer que haya nacido una persona como él.

-Vaya con la Paloma, que estás que no cagas con mi padre.

-Qué poca vergüenza tienes.

-Ya sabes, los colegios de pago.

-No, no lo sé, soy del público, y mírame, en medicina.

-Eso es fácil.

– ¿Con la nota de corte que tiene?

             Nieves se queda mirándola.

– ¿No sabes lo que es?

             Nieves niega con la cabeza.

-Una media entre tu curricular en el colegio, con la nota que sacas en selectividad, eso es la nota de corte, te da puntos; para entrar en medicina, es casi imposible, de diez mil que quieren, lo mismo entramos veinte, no sé los porcentajes, pero que te equivocas en lo más mínimo, y fuera, se acabó.

             Nieves piensa que a ella no la limita nadie, tendrá que estudiar, no porque quiera ser médico, sino porque la opción no exista, sacará una nota de corte de la hostia.

– ¿Tu cual sacaste?

-Fui la número dos, me quedé aquí, en mi casa, suerte.

-Así que eres lista, creo que tendré una madrastra gilipollas.

-No, contigo no cargo, quiero a tu padre sin cargas, tu eres una muy pesada.

-Vale, lo que tú digas, ¿puedes no decirle a mi padre que he estado aquí?

– ¿Por qué?

-Porque no se lo merece, si no sabes eso, es que no conoces a mi padre, lista, y me voy, paga las colas, que para eso tendrás, que le sacarás al viejo hasta el hígado.

             Paloma ve como se marcha, otro problema que resolver, y piensa que para ella la vida siempre ha sido un cúmulo de problemas a superar, así que adelante, que no se diga.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *