
-Os he reunido a todos aquí, en este bello escenario, -Nieves señala las vistas desde una de las terrazas del parador-, para comunicaros, que lo que me impusisteis, por fin podréis llevarlo a cabo, es decir, os hablo, de que, a partir de ahora, me ofreceré como pudridero de semen de Ramón, al que tanto estimáis, -una sonrisa amplia.
Todos la miran desconcertados, la primera parte del discurso ha sido esperada, la segunda no tanto, por muy verdad que fuera.
– ¿Qué quieres decir?, Nieves, -pregunta su padre.
-Nada, que una vez que salgáis de aquí podéis comenzar a planear la futura vida de vuestra hija, la humilde enfermera que se vende para que los demás os beneficiéis.
Su padre la mira con atención.
-No, te pareces demasiado a mí, ¿qué es lo que escondes?
Nieves niega con la cabeza.
-Nada, querido padre, todo está a la vista, la ternera que se vende, -gira sobre sí misma-, esto es lo que ofrecéis como pago por alguna prebenda, favor, reparación, no lo sé, pero si sé, que soy yo, que serviré para que el puerco de Ramón se corra dentro de mí.
Su madre la mira.
-Servirías para la comedia, más bien para el drama, por supuesto de puta.
-He salido a ti, querida madre.
-Déjate de boberías, ¿por qué no está aquí Ramón?, -comenta su madre sin perder la calma-, era el que primero debía de conocer la buena nueva.
-No, querida madre, aun debemos de aclarar una cosa.
-Cual es, -pregunta su padre-, creo que esa pregunta, más bien la respuesta, es el motivo de que nos hayamos reunido, cuando hace tanto tiempo que no quieres vernos.
-Sí, -nueva sonrisa-, lamento comunicaros, que la ternera, la vaca, está preñada del mecánico, -la ropa que lleva es amplia, se la restringe un poco en la barriga, ahora si se nota-, es una niña, decidme, ¿Cómo se la colamos al cabrón de Ramón?, -mira uno a uno a toda su familia-, ¿cómo le metemos la niña que no es suya?, ah, y olvidaros de que aborte, el plazo legal paso, el ilegal siempre está ahí, así como la denuncia correspondiente, que no quedaría bien en cualquiera de vuestra vida laboral, y tu madre, que vas a ser abuela, ¿Qué piensas?
-Pienso lo mismo, que eres una puta, preñada por un piojoso, -la madre se levanta, Alfredo, ¿tenemos algo más que hablar?
Su marido sigue sentado.
-No me creo nada, -sonríe-, eres taimada, que has planeado colarla como si fuéramos idiotas.
Nieves va al bolso, y saca una carpeta, delante de cada uno de su familia coloca varios folios.
-Podéis comprobar, a mi nombre, el test de embarazo, la fecha, además de una imagen de una ecografía en la que se ve perfectamente, a mi hija, y por supuesto, cuando dé a luz, no me gustaría hacerlo antes, el ADN del padre, pero si insistís ya hay medios para hacerlo antes.
Imaginaba, que no sabía, que la familia de Ramón, ni el mismo Ramón se comería un embarazo de tanto tiempo cuando no han estado juntos en la vida, pero…
Se sienta, continúa sonriendo, la miran, su padre mueve la cabeza, su madre ya se ha alejado de la mesa, sus hermanos la miran con asco, se queda sola, cuando eso sucede, mete la cabeza, casi entre las piernas, no puede más, y llora, llora como no ha llorado en su vida, se ha dado cuenta de que salvo la que lleva en el vientre, y el que la ha creado, nadie más la quiere, se seca las lágrimas, y piensa que no es un problema, sonríe, mientras menos bultos, más claridad.