37 Simples Charlas

– ¿Que querías, padre?

-Hablar acerca de nuestro acuerdo.

– ¿Qué acuerdo?

             Alfredo sonríe, es ladina, como toda la familia, pero el inventó eso, no hay problema.

-Lo de que te arregle el cuerpo el mecánico, está bien que te haga disfrutar, sabes que tu matrimonio está concertado.

-Si tú lo dices.

-Por cierto, me he enterado de que te has comprado un piso de protección oficial, ¿se te pegan las cosas del mindundi ese?

-Supongo que sí.

-Te quedan dos años, ese fue el trato, este año, ejerce, para eso has estudiado, después te casas con Ramón, las familias os necesitan.

-Supongo, pero pueden pasar muchas cosas.

– ¿Cómo qué?

-Que me canse y me vaya al Tíbet.

-Es una buena opción.

-Que mande unos sicarios para que te maten, padre.

-Sí, estaría bien, pero los míos son buenos.

             Nieves sonríe.

– ¿Vas a cumplir?

-Si no queda más remedio.

             Alfredo sonríe.

– ¿Me vas a invitar a tu nuevo piso?

-En eso estaba pensando.

-Por lo menos visitarás a tu madre.

-Creo que voy a estar muy ocupada.

-Hazlo.

– ¿Me amenazas?

-No, sabes que tu madre consigue lo que quiere, si no vas, irá a tu casa, y si le coge gusto al camino, te hará la vida imposible.

-Sí, la conoces, no sé, ya lo pensaré, ni tú, ni mi madre, sois importantes.

-Sí, aun estarás encoñada con el mecánico.

-Como lo sabes, -sonríe Nieves-, es que la cama es mucho, muchísimo.

             Alfredo sonríe más.

-Sí, disfruta, después de las vacaciones viene el trabajo, no lo he inventado yo.

-No, pero pareces disfrutarlo.

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