36 Lucha a Muerte en el Parque Cruz Conde

-Me he quedado con un piso.

– ¿Qué has hecho que?

-Te lo repito, mongolo, que me he…

-Ya, ya, despabilada, me he enterado, de lo que no me entero es el porqué.

-Al lado de la Facultad, independencia, cobro billetes, termino este año, seré una pastosa enfermera, especializada en ginecología, ya sabes lo que tanto te gusta, sonríe, pobretón, ¿no te imaginas que podrás disfrutar de la hurí de tus sueños, cuantas veces quieras, que se me va a pasar el arroz?

             Luis sonríe.

-Qué poca vergüenza tienes.

-Contigo ninguna.

-Explica mejor lo del desembolso económico.

-Se come el treinta por ciento de lo que gano, el resto para dispendios.

-Cómo se nota que eres de pasta, ni me has presentado a tus padres, ¿te avergüenzas de mí?

             Nieves le acaricia la cara.

-Me avergüenzo de ellos, tu familia es magnífica, la compro por el precio que sea, la mía ni aun dándome dinero, olvídate de ella, si algún día aparece, tendremos que salir huyendo, no deshagas la maleta.

-Qué cosas tienes.

-Ahora la pregunta del millón.

– ¿Qué es?

– ¿Te vas a venir a vivir conmigo?

             Luis la mira.

-No llego ni con la beca, mi padre me ayuda, que ya sabes como están, si, estoy en cuarto, mejor dicho, quinto, perfecto, he terminado primero de la clase, las manos no tienen grasa, y cada vez que las miro tan limpias se me cae la cara de vergüenza.

-Sí, lo entiendo, pero yo pago todo, con estrecheces, Gorrino tendrá que seguir viviendo a base de gorronear a tu padre, comer lo justo, y solo estudiar y fornicar, ¿qué te parece?

– ¿Quién puede decir que no?

-Pues vente rápido, que estoy de salida, ya sabes, yo si tengo carrera, las chicas con estudios terminados que somos así.

-Tengo que decírselo a mi madre.

– ¿Crees tú que iba a comprar el piso sin decírselo a tu madre?

– ¿Lo has comprado?

-Me salía más a cuenta, ya sabes, tengo trabajo, la hipoteca, miente, sin problemas, así que nos encontramos con más facilidades, podremos destrozarnos en la cama sin preocupaciones.

-Algunas veces me asustas.

– ¿Solo algunas veces?

-Tienes razón, ahora estoy acojonado.

-Demuéstramelo.

             Luis sonríe, lo tiene loco, haría por ella lo que fuese, ¿Qué ha comprado un piso?, magnifico, que no… ¿Qué más le da?, mientras ella esté allí.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *