35 Casi Dormido

Ha llegado a casa, cansado, de no hacer nada, que es lo mejor para el alma, abre el frigorífico, nada, ¿Qué esperaba?, ¿Qué se llenara solo?, si la internet va como el culo, ¿cómo se va a conectar para compras un electrodoméstico que hizo la mili con lanza? 

             Leche, mira la caducidad, por los pelos, lo demás, mejor no mirarlos, que son de la casa desde tiempos inmemoriales, Paquita que sigue haciendo lo que le da la gana, lo mínimo es lo máximo en ella, pero le da pena, el marido alcohólico, su hijo en la cárcel y el con más hambre que el perro del afilador que se comía las chispas.

             Nada de nada, a la cama, enciende el televisor, un pequeño aparato que le sirve de ordenador, que lo es, pero mínimo, recomendación de uno de los de informática del Hospital, y funciona, mira lo que hay en el disco duro, antiguo de… ni se acuerda, comienza carpeta por carpeta, películas, series antiguas, de los tiempos de Nieves que se las comía con la avaricia del que le encanta, y ve la carpeta, “What’s Wrong with Secretary Kim” (Que le ocurre a la secretaria Kim) sonríe sin ganas, la favorita de Nieves, una serie coreana, le encantaban, en la que se mezclan personajes que no tienen coincidencias con los que conoces de Europa, de España, pero que engancha, sin darse cuenta, dándose, inicia el capítulo uno, nada se olvida, menos lo que hace que tengamos buenos recuerdos, y se deja llevar por el mundo de los conglomerados coreanos, los chaebol, la perfecta secretaria, el actor de moda de Corea, sonríe, pero las lágrimas le caen por la cara, no solo es la serie, es que el tinitus o lo que sea, ha parado, se ha callado, silenciado, y oye las estentóreas risas de una esposa muerta, la sonrisa de Nieves, que se lo pasaba como nadie, casi siente como se le agarra al brazo, como deja caer la cabeza sobre su hombro, mientras lee los subtítulos, en ese sudamericano, especie de español extraño, que en lo escrito se puede entender, que en lo hablado, no solo imposible, sino intento vano.

             Se despierta, el episodio se repite una y otra vez, mira el reloj, las cinco de la mañana, se ha quedado dormido con la serie puesta, no había música, si, mejor pensado, si, la música de la sonrisa de la que se fue, y su sonrisa se hace más grande, si, pase lo que pase, será un gran día, de los difíciles de dejar pasar, la ha sentido, el roce de sus risas, el toque casi vacuo de un cuerpo que sabe que no estaba allí, pero todo magnífico, hoy, por unos momentos, le ha parecido estar quizás sea mentira, pero no le importa, un poco menos solo.

             Baja, la vieja que coincide con él, le saluda de nuevo, está bien, todo está bien, incluso Gorrino que arranca, como agradecido, y sale del precario aparcamiento como si fuera el rey de una carretera que pronto se colapsará.

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