Alimañas

La Bestia aparece de nuevo, el imperio de la maldad florece alrededor de ellos, la hidra de cien cabezas está a su alrededor, su podredumbre, su hedor inunda todo, parece engullirlos, devorarlos, su oscuridad se filtra a todo lo que conoce, como si no tuviera fin. Droga, muerte, rapto, violaciones, todo en nombre del Dios dinero, del becerro de oro. La violencia desatada oculta tras trajes de marca, de relojes de oro, infestándolo todo, llegando a cualquier lugar, disimulada, omnipresente e invisible, casi indestructible, normal y pútrida, y solo aquellos con suficiente valor, con desprecio de su propia vida, creyentes en algo que los justifica podrán hacerle frente.

La lucha comienza de nuevo, con las leyes, con el poder de la Justicia, una labor de tiempo, de paciencia, usando todos los medios, y parece acabar, pero surge de nuevo.

Y ataca, cuando parece estar acabada, resurge y lanza toda su maldad con el propósito de destruirlos. Los sicarios de la maldad, ángeles negros, tratarán de eliminarlos, a ellos y a todos los de su sangre.

Como una hiena, ataca en lo más vulnerable, en todo lo que más aman.

Y Rosa tomara la decisión más dura, perder el alma para proteger a su familia, a todos los que quiere. ¿Podrán perdonarla?, ¿Podrá perdonarse?