La Fascinante Historia de la Dehesa más grande de Europa. Fhas Al Ballut. El Valle de las Bellotas. El Valle de los Pedroches. (III)

Con el tiempo, los habitantes del valle van cogiendo conciencia de su entidad como tal, de modo que participan activamente en la política, unas veces del lado de los Omeyas, otros no, de hecho, aprovechemos esto, para contar la historia de uno de los notables habitantes de estas tierras, Abú Afs.

              Pues bien, sucede que el emir Al-Hakam I tuvo que hacer frente dentro de la misma Córdoba, a la gran revuelta llamada La Revuelta del Arrabal, que se produjo en el barrio que, dado el crecimiento de la ciudad, se había edificado por el sur, al otro lado del Guadalquivir. La política del tercer soberano omeya, considerada tiránica y poco acorde con las normas islámicas, provocó en el 818 la sublevación de una población sensible a la opinión crítica que los fuqaha (alfaquíes) más influyentes expresaban contra el régimen. La represión fue muy dura; el saqueo del arrabal sublevado duró tres días y aunque se perdonó a los fuqaha, se crucificó a trescientos notables.

              El resto de la población, varios miles de habitantes según las crónicas, fue expulsado de la ciudad y se exilió, bien en Toledo, bien en Marruecos. Un poco más tarde, los primeros, liderados por Abú Afs, pasaron al Mediterráneo oriental, donde reforzaron a un grupo de marinos de origen andalusí que ocupaba Alejandría; juntos se apoderaron de la Creta bizantina en el 827. Los segundos contribuyeron al poblamiento de Fez, recientemente fundada por los idrisíes, donde construyeron la ciudad llamada de los Andalusíes.

              Recomiendo los Libros de Carmen Panadero “Los andaluces fundadores del Imperio de Creta”, así como el de Manuel Harazem, “La Odisea de Los Rabadíes: El Primer Exilio Hispano”, ambos de gran calidad, tanto literaria como de investigación histórica.

              He hablado de los Alfaquíes, ¿Quiénes son?, alfaquí significa entre los musulmanes, doctor o sabio de la ley, aunque ley no tiene un significado tan preciso como jurisprudencia para traducir la voz árabe fiqh.

              Esto es de gran importancia, pues en el Islam, la interpretación de la ley, la hacen ellos, de tal manera que si se distancian del poder, pueden ser elementos problemáticos, creando revueltas u oposición a los gobernantes.

              Explico esto, porque en Al Ándalus, del cual forma parte el valle, se suceden las épocas de relajamiento religioso, y las de rigorismo doctrinal, abundando más las primeras, las que hacen que florezca Al Ándalus.

              El valle, a pesar de los eruditos, sigue la estela de Al Ándalus, pues es parte de él, de tal forma que crece y mantiene tal cantidad de habitantes, que ahora resultarían una utopía.

              De hecho, existe un gobernador, (Walies), jueces (cadies), y demás elementos propios de una administración compleja, y todos sabemos que, para mantener una administración, es necesario disponer de dinero, que sale de los contribuyentes de la zona, apliquen la lógica.

              Un hecho que redunda en lo dicho, es que, en las Aceifas, el valle, aporta gran cantidad de soldados sobre todo de caballería, (la más cara de equipar y mantener), de tal forma que, si fuera pobre, no hubiera podido mandar cuatrocientos caballeros, en la campaña de Marcuera, en el año 885.

              Por si acaso, diré que una aceifa, es una expedición bélica sarracena que se hace en verano. Y cuyo significado literal, es cosecha. (Hay aceifas como la de Barcelona, en la que Almanzor trajo cincuenta mil esclavos catalanes, mal asunto)

              Pasemos a explicar los motivos por los cuales los historiadores, restan importancia a este valle en su época hispanoárabe.

              Falta de textos escritos. Es una regla general que la falta de fuentes escritas, sea crónica, de ello se encargaron los conquistadores cristianos con todo el celo que pudieron poner, ayudados por la iglesia.

              Falta de restos arqueológicos. Debido en mi opinión a dos motivos principales, el primero, la decadencia de la zona y falta de interés de las autoridades en este lugar, y la segunda, la falta de remoción en la tierra, lo explico. En la Vega, es normal que se are, se remueva la tierra, cada año, de tal forma que, ayudada por el agua, restos arqueológicos afloren, esto no sucede en el valle, de tanta extensión, pero de poca parte cultivable a modo de la vega, unamos a esto, el tipo de terreno, granítico y de roca, que hace más imperturbable el movimiento de los restos fijados a estos.

              A pesar de todo, existen, rara avis, enamorados de su tierra, que, sin medios, con los propios solos, dedican su tiempo de esparcimiento a buscar en los lugares de este valle, y ¡Que sorpresa!, encuentran todo tipo de construcciones abandonadas, muchas de ellas hispanoárabes, de defensa, canalizaciones, edificios civiles, eso sí, sin poder colocar la ubicación, para evitar saqueos, lo más normal si aparece algo.

              Mi apoyo y felicitación a estos grupos, que están ayudando a conformar una historia, que no por falta de restos arqueológicos, tiene que ser intranscendente.

              No obstante, todo lo dicho, reto a la lógica, y a cualquiera que niegue lo evidente. El reto es el siguiente, vaya al valle, plano como un folio, y busque los altozanos, son pocos, vaya a la parte más alta, busque, y posiblemente encontrara restos de Hisn, Qal´a, tali’a, maharis, bury, o calahorras. Y quizás, si tienes suerte, y apareces cerca de algún castillo, tengas la suerte de encontrar restos de murallas, torres albarranas o corachas, tampoco es tan difícil hasta yo he encontrado, donde dicen que no existen.

              Expliquémonos:

              Ḥiṣn es una transliteración de la palabra árabe que denominaba a determinados castillos andalusíes, cuya influencia abarcaba un territorio habitado al que servía de defensa militar.

              Los husûn (plural de ḥiṣn) actuaban como centros organizativos y defensores de un cierto ámbito territorial, denominado ŷuz’ (aŷzā’, en plural).1​ En el siglo X, los distritos se modifican aumentando mucho su tamaño, denominándose “aqâlîm” (“iqlîm”, en singular) y constituyéndose en parte esencial de la organización del territorio de al-Ándalus en Coras

              Qal’a era otro tipo de fortificación no urbana situada en una posición estratégica para dominar caminos y valles de ríos de mucho tránsito. Para Pavón Maldonado, fueron en su mayor parte fortalezas estatales regidas por gobernadores, aunque también podían estar en manos de ciertos linajes árabes y bereberes.

              Atalaya o tali’a. Además de castillos, el espacio rural islámico estuvo jalonado por numerosas atalayas o torres de observación y de defensa. El vocablo “atalaya” deriva del árabe tali’a, no obstante, estas torres de vigilancia recibieron también otros nombres como maharis, bury o calahorras.

              La Torre albarrana, es una torre que forma parte de un recinto fortificado con el que está comunicada, aunque generalmente exenta de la muralla1​ y conectada a esta mediante un pequeño arco o puente, que pudiera ser destruido fácilmente en caso de que la torre cayese en manos del enemigo. Puede ir también adosada como gran baluarte, pero en este caso es de mayor tamaño que las demás. Según la RAE, albarrana proviene de la palabra albarrán, y esta a su vez del ár. hisp. al-barrāna (‘la de fuera’)

              Coracha, sistema de fortificación y defensa que consistía en un muro o doble muro que arrancaba de la cerca urbana y avanzaba hasta una torre albarrana situada junto a una toma de agua.

              Me he pasado con el texto, lo siento, mañana, el Reino Independiente de Fahs Al Ballut, y sus reyes.