La Fascinante Historia de la Dehesa más grande de Europa. Fhas Al Ballut. El Valle de las Bellotas. El Valle de los Pedroches. (II)

Retomamos a los Bereberes, parte fundamental del Valle hispanoárabe, pues se establecieron en las zonas más agrestes, que, para ellos, viniendo de los lugares que moraban, eran paraísos. Gente experta en la ganadería, muchos de ellos nómadas, encontraron su lugar en los llanos de la dehesa; sin embargo, los Árabes, Yemeníes y Sirios, optaron por las ciudades, por su procedencia más capitalina, y por creer su rango superior a los recién islamizados bereberes, sobre todo los Árabes.

              Es de suponer, en lógica por lo sucedido en el resto del Imperio (también, Emirato, Califato… da igual, pedazo de imperio, si a los demás no le gusta, a mí me encanta), que los árabes siguieran detentando el poder, salvo en zonas muy concretas, de hecho, lo más normal, sería que las zonas más pobladas, Pedroche, Belalcázar, fueran de estos, sin embargo, en el resto dominarían los bereberes, simplemente por número.

              Por supuesto, no me olvido de los visigodos, pero por política de masas, cuando no existe posibilidad de retorno a la anterior vida, la mayoría se integra en la nueva civilización, a pesar de ello, una minoría siempre quedará como radical, si no, preguntemos por los mártires.

              Esos visigodos, más que ello, romanos, ven en los árabes una forma de quitarse a los penúltimos conquistadores; los árabes, por su pequeño número, ofrecen mejores condiciones económicas que los visigodos, en forma de menos impuestos, dejar a los habitantes sus tierras y sus cargos, de tal forma que se producen muchas conversiones de facto, simplemente por motivos económicos o de poder, siendo sin embargo la población mozárabe es tan numerosa como en el resto de Al Ándalus.

              Los invasores eran tan pocos, que optaron por la política de la zanahoria, dando solo palos, eso sí fuertes, en contadas ocasiones. Si hubieran dejado las guarniciones necesarias en cada ciudad conquistada, no llegan ni a Toledo.

              Como es normal en los casos de conquista, cuando los conquistadores no tienen el mismo idioma que los conquistados, imponen el propio, no solo a lo escrito y hablado, sino al nombre de las poblaciones, siendo en algunos casos, más bellos que los anteriores.

Pedroche, Bitraws, su castillo es Betrus Hisn (Ḥiṣn es una transliteración de la palabra árabe que denominaba a determinados castillos andalusíes, cuya influencia abarcaba un territorio habitado al que servía de defensa militar), del latín Petra, piedra, no se pierde el significado. La palabra piedra proviene del latín petra (piedra, roca) y este del griego πέτρος (petros = piedra)

              Alcaracejos. El término Alcaracejos tendría su literal traducción castellana en su geónimico frutal «El cerezuelo», porque «Alcázar» en árabe quiere decir cereza.

              Belalcazar. Fundada por los árabes hacia el siglo VIII con el nombre de Gafiq que cambió por Gahet o Gahete tras la conquista cristiana. Elvira de Zúñiga logró en 1466 para su hijo Gutiérrez II el título de conde y terminó la construcción del castillo de la familia, que la llevó a cambiar el nombre del pueblo por el de Belalcázar o bello alcázar.

              Santa Eufemia. Primera teoría. Traducción castellanizada del topónimo mozárabe Sant Qunyah también (Ufimya o Uqunya), que aparece en la obra del geógrafo árabe al-Idrisi, al describir los itinerarios medievales del territorio cordobés.

              Segunda teoría. Tradición oral de Santa Eufemia, muy arraigada entre la población, atribuye este nombre al hecho de que treinta y tres caballeros italianos, integrantes de las huestes del monarca castellano, y naturales de la región de Calabria, lugar de fuerte veneración de esta Santa, fueron los que arengados por el propio rey al grito de “Santa Eufemia”, tomaron por asalto el castillo apoderándose de la villa y dándole dicho nombre. De hecho, a los naturales de Santa Eufemia se les denomina con el gentilicio de “calabreses”.

              Bélmez, palabra de raíz árabe que significa “lugar protegido”.

              Pero bueno, que me disperso, así que continuemos.

              Ya está asentada la nueva mezcla de romanos, visigodos, árabes, yemeníes, sirios… ¿me queda alguien?, ¿son demasiados?, va a ser difícil la mezcla, pero de ella saldrá un pueblo, duro como una piedra, como las rocas del valle, como el granito que la lluvia corona para salir de la tierra, eso sí, a palos con el de al lado, que para algo son cordobeses.