
Designados los tres días de Pascua de Navidad, la Ciudad señaló como premios, once piezas de terciopelo, damasco y tela de plata de todos colores: dos para los que mas corriesen a caballo; cuatro para los hombres de a pié que mas lucieran; otras dos para las mujeres de la Mancebía, y tres para las tres mejores compañías de infantería, las que eran formadas por los gremios ú oficios. En el centro de la plaza levantaron un castillo, tres ó cuatro varas mas alto que el Pósito, con tres arcos, el del centro de gran claro, y sobre estos una ventana, y un pelícano en medio, de cuyo pico salía vino tinto, para el que quisiera beberlo; bajo el arco principal había una sierpe, llena de cohetes, que a su tiempo dieron gran estruendo, y en la parte mas elevada, un trofeo con tres banderas, dos encarnadas y una blanca, con los escudos de Córdoba y España: dentro del castillo había muchos soldados con arcabuces y cañones; el alférez que lo mandaba tenía otra bandera en la mano: este improvisado edificio constaba de cincuenta varas dé frente por seis dé fondo: las compañías, en que iban todos muy lujosos, empezaron á combatirlo, la de los zapateros que vestían de turcos y mandaba el chapinero Iñigo López de Mendoza, representando al gran Bajá con su bandera y atambores á uso de aquellos; trabóse una gran batalla entre estos y los defensores del castillo, tomando parte unos trescientos arcabuceros: el jurado que había de dar los premios, adjudicó á los zapateros una hermosa pieza de seda con este lema: «Mejor infantería.» Además de esta fiesta hubo en las otras tardes muchos disfraces, y en la última se figuró un combate naval entre varias barcas de á seis varas, colgadas de maromas, lanzándose las unas a las otras infinidad de cohetes. Tanto en éstas como en el castillo, se veían pintadas las batallas de los moriscos de Granada y los combates ganados por D. Juan de Austria.
Paseos por Córdoba.